Raleigh.- Sesenta estudiantes latinos de escuelas secundarias de Carolina del Norte participaron en la duodécima edición de la Academia de verano Juntos, donde tuvieron la oportunidad de vivir una experiencia universitaria en la NC State University. Este año, a raíz de la pandemia por COVID-19, Juntos llevó a cabo su programa, por primera vez, de forma virtual.

Durante cuatro días, los estudiantes pudieron ver cómo sería estudiar carreras como agricultura, negocios, ingeniería y salud. Conocieron a profesores, a profesionales y a estudiantes universitarios y aprendieron qué opciones existen en la educación superior. También tuvieron la oportunidad de asistir a talleres sobre preparación universitaria y participar en programas de cultura latina y comunidad.

Aunque este año los participantes no pudieron visitar la universidad in situ, ya que se quiso evitar el riesgo de contagio por COVID-19 y salvaguardar la salud de los estudiantes, las organizadoras del programa reconocen que llevar a cabo las sesiones en línea fue una experiencia muy positiva, además dio la oportunidad de participar a un mayor número de estudiantes en comparación con otros años.

“Si hubiera sido en persona, solo hubieran participado estudiantes de seis condados. Hacerlo en línea nos permitió tener estudiantes de once condados y dar la oportunidad de participar a más estudiantes interesados, en comparación con otros años”, dijo a Qué Pasa Diana Urieta, directora senior y co-desarrolladora de la Academia Juntos.

“Juntos da los recursos y la información que tal vez nuestros padres no saben. Informa de los pasos a seguir, de las maneras que hay para recibir apoyo financiero. Les ayuda [a los estudiantes] a prepararse para su siguiente etapa” en la universidad, contaba en conversación con Qué Pasa, Yessenia Campos-Franco, asistente del programa.

“La semana pasada los estudiantes pudieron ver a profesionales latinos, pudieron conocer a esos líderes de la comunidad que tal vez no vemos”, añadió Campos-Franco.

Qué Pasa también habló con varios estudiantes para conocer su experiencia.

Luís, residente del condado de Bladen, opina que Juntos ha sido “muy interesante”, le ha permitido conocer a chicos y chicas de otros lugares del estado y hacer amigos. Además, el programa le ha enseñado a relacionarse y comunicarse con las personas, algo que considera “importante” para “hacer que entiendan que todos somos iguales, sin importar lo que cada uno tenga”, dijo.

Para Xiomara, quien vive en el condado de Pender, participar en Juntos fue una oportunidad para conocer la experiencia de otras personas que han pasado por este programa y ver dónde están ahora.

“Nos contaron sus propias historias, como Keny, que nos explicó cómo llegó adonde está ahorita. Me encantó”, explicó la joven.

 

Historia de un sueño alcanzado

Keny Murillo participó en la edición de la Academia Juntos de 2009 y este año regresó al programa como capitán de uno de los equipos de estudiantes y como profesional de la salud.

“Para mí, [participar en Juntos] fue una experiencia muy bonita porque me dio la oportunidad de ser un estudiante universitario, un tema que en mi familia no se habla mucho. Mis padres no tuvieron los recursos para estudiar una carrera universitaria”, recordó Murillo, y añadió: “Juntos nos da la oportunidad de soñar más allá, de vernos a nosotros mismos y proyectarnos en una carrera”.

Murillo llegó a Estados Unidos cuando tenía nueve años. “Mis padres me trajeron aquí deseando un mejor futuro para mí”, contó.

Este joven hondureño de 23 años siempre ha tenido claro que quería ser médico en Carolina del Norte, “que para mí es mi hogar”, decía.  

Para lograr su sueño, Murillo se esforzó desde la secundaria, “me gradué en el top 10 de mi clase, con honores”, se involucró en varios proyectos y grupos “porque yo quería seguir la receta del sueño americano… o lo que nos han vendido [de él]”.

Para Murillo, el sueño americano “es una medio mentira, porque a veces no importa lo duro que trabajes, o qué tanto te empeñes, especialmente para personas de color, inmigrantes, indocumentadas… sin los recursos, a veces es imposible”, reconocía.

Por eso, cuando en 2012 se graduó del instituto y viendo que no recibía las becas que necesitaba para poder seguir estudiando, Murillo tomó la decisión de regresar a Honduras con el objetivo de iniciar su carrera universitaria allí, aunque eso implicase dejar a su familia atrás.

“Yo quería estudiar medicina y pensé, si Estados Unidos no me quiere aquí, me va a tocar irme”.

Graduarse de la secundaria fue una experiencia agridulce para el joven. “En vez de ser una celebración, que es lo que uno espera, para mí fue muy bittersweet, muy difícil. Todos mis compañeros me preguntaban dónde iba a estudiar y yo les decía que no había decidido todavía. Pero en verdad, yo no podía estudiar en ningún lado”.

Ese mismo año, la Administración de Obama lanzó la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, en inglés), que permitiría a jóvenes como Murillo seguir soñando en el país que les vio crecer.

“En ese momento reevalué la situación. Mis padres estaban felices porque esto significaba que no regresaría a Honduras y que me podría quedar aquí un tiempo más”.

Murillo entró a estudiar en los colegios comunitarios de Wake Tech y Durham Tech, al tiempo que trabajaba en varios lugares como intérprete médico para hospitales, vendiendo tamales y “hasta en una llantera”.

“Ser estudiantes indocumentados y, aún teniendo DACA, tenemos muchas barreras para poder estudiar. Las matrículas son más caras, no te puedes registrar al mismo tiempo que los demás… hay mucha discriminación. Uno tiene que ser valiente, tener mucho coraje para seguir adelante”, reconocía Murillo.

En 2014, este hondureño amante de la medicina recibió una beca que le permitió entrar a estudiar biología en la universidad de Furman en Carolina del Sur. “Fue una experiencia hermosa, conocí a muchas personas de todas partes”.

Ahora Murillo trabaja como investigador asociado en un laboratorio de ingeniería biomédica de la Universidad de Duke, en Durham, donde investiga sobre el cáncer. Paralelamente, estudia su primer año de medicina en la Escuela de Medicina de la UNC-Chapel Hill.   

Durante la Academia de verano de Juntos de este año, Murillo no solo apoyó a los estudiantes durante las sesiones y contribuyó en los talleres de salud como profesional sanitario, sino que además inspiró a las nuevas generaciones a seguir anhelando un futuro en la universidad y les mostró que, a veces, por muchas piedras que haya en el camino, los sueños acaban cumpliéndose.

 

Juntos hacia la universidad

Urieta explicó que en Juntos no solo trabajan con los jóvenes, sino que también involucran a los padres y entre todos tienen conversaciones acerca de las posibilidades que existen para seguir adelante académicamente.

“Tenemos que tener espacios para que nuestros jóvenes sean jóvenes, puedan tener la experiencia de entrar a la universidad, ver cómo es. Porque muchas veces ellos tienen que enfrentar tantas cosas  en su comunidad, que tenemos que tener ese espacio para que ellos sean estudiantes, puedan conocer qué opciones tienen y elegir qué quieren hacer”, señaló Urieta, y añadió: “Nuestra esperanza es que las familias se unan para lograr juntos las metas y los sueños de sus hijos”.

*Los apellidos de los estudiantes se han omitido para preservar su privacidad.

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