Wilson.- En Wilson, un pequeño pueblo con poco menos de 50 mil habitantes, dos hermanas de padres mexicanos han creado un ambiente de ayuda para los jóvenes latinos y sus familias.

La Casa Azul de Wilson, una organización sin fines de lucro constituida por Flor y Elizabeth Herrera Picasso, nació ante la necesidad de ayudar a los jóvenes a tener las mismas oportunidades que otros chicos, en cuanto a educación y empleo. Y, sin ser menos importante, a valorar su cultura hispana y reconocerse como parte de ella.

Flor y Elizabeth Herrera.

“Cuando era una niña y adolescente, tuve que lidiar con dos realidades: saber si era americana o mexicana, si estaba bien hablar español o inglés. Y lidié con esos problemas de identidad y de no saber mucho de nuestra cultura mexicana ya que no nos la dieron en nuestras escuelas”, comentó a Qué Pasa Flor Herrera, la directora ejecutiva de Casa Azul.

Y es por esa experiencia, por la falta de identidad y las barreras que muchos jóvenes afrontan por la falta de información, desconocimiento y miedo es que se abren las puertas de una casa que escogió el azul como el color de la esperanza.

Pilares del hogar

Flor comentó que la organización trabaja en 4 pilares: equidad educativa, justicia lingüística, compromiso cívico y recursos culturales.

El primer componente es acortar las brechas que existen en cuanto a acceso a educación superior. Flor lamentó que son muy pocas las escuelas que informan a los jóvenes y en español que existen programas, becas y financiamiento para poder acceder a una universidad. Y Elizabeth es pieza fundamental en este proceso.

Iza, la consejera

Elizabeth o Iza, es la directora de Avance Comunitario y la consejera dentro de Casa Azul. Gracias a ella, muchas familias y jóvenes tienen la información en el idioma español y con ayuda de su hermana, arrancan de sus mentes esa semilla implantada en el colegio y que lleva el mensaje “no todos están destinados a ir a la universidad”.

“Y eso es lo que queremos cambiar. Implantarle otra semilla de que sí pueden ir a la universidad, que hay opciones y que nada tiene que ver si son latinos, indocumentados o tienen escasos recursos”, dice Iza señalando que existen alrededor de 2 mil estudiantes latinos en Wilson, contando desde el kínder.

“Ellos representan el 20% de la población estudiantil, Y por ellos estamos trabajando”, indicó.

Por otro lado, la tarea dentro de Casa Azul es brindar información a los padres y eso, como dice Iza, les abre la mente y entienden sobre las oportunidades que tienen sus hijos para verlos crecer.

Sobre este punto, las hermanas evidencian que, lamentablemente, la junta educativa de Wilson no tiene en su nómina a un/una representante de los hispanos y que, en temas de equidad, el condado está en el puesto 86 de los 100 que conforman Carolina del Norte.

Cultura

El trabajo de Casa Azul no queda ahí.  El componente cultural es otras de los cimientos que la ONG pone en práctica con actividades que fortalecen la identidad hispana. Por eso, en pocos días, del 10 al 14 de octubre, celebrarán el Mes de la Herencia Latinx de Casa Azul.

Finalmente, el trabajo de Caza Azul en Wilson es que por primera vez tenga un representante latino.

Mientras tanto Flor e Iza recorrerán el campus de los colegios, o conversarán con jóvenes hispanos y sus padres para que no dejen se soñar y que las oportunidades que necesitan están ahí y que ellas están para ayudarlos a concretarlas.

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