Pretoria, 15 jun (EFE).- El Gobierno sudafricano ignoró hoy a sus propios tribunales y la Corte Penal Internacional (CPI) dejando salir del país al presidente de Sudán, Omar al Bashir, reclamado por genocidio y otros crímenes de lesa humanidad.

El mandatario sudanés llegó el pasado sábado a Johannesburgo para participar en la cumbre de la Unión Africana (UA) y esta mañana regresó a su país pese a la vigencia de una orden del Tribunal Superior de Pretoria que obligaba al Gobierno a evitar su marcha.

La orden tenía efecto hasta que los jueces establecieran si el Gobierno estaba obligado, como firmante del tratado fundacional de la CPI, a aplicar la orden internacional de arresto que pesa sobre el presunto genocida.

La decisión del Tribunal llegó hoy, tal y como se anunció: "El Gobierno debe tomar medidas para detenerlo, a la espera de una solicitud formal por parte de la Corte Penal Internacional".

Pero ya era demasiado tarde: en ese momento, el avión presidencial sudanés cruzaba el continente hacia su país, donde ya le preparaban una bienvenida festiva.

El Tribunal Superior constató en su veredicto que el Gobierno sudafricano había violado la orden de retención y que tampoco podría cumplirse por tanto la orden de arresto.

Sólo después de esta resolución, el abogado William Mokhari, que representa al Gobierno en el proceso, confirmó oficialmente ante el tribunal lo que todo el mundo sabía, que Al Bashir estaba fuera de la jurisdicción sudafricana.

"Al no verlo en el asiento que ocupaba (en la cumbre) se llegó a la conclusión que se había marchado. Podía estar en la habitación del hotel, de compras o haciendo otras cosas", llegó a decir Mokhari en uno de los momentos de la vista judicial, lo que desató risas en la sala.

"Es preocupante para este tribunal que se dicten órdenes y que pasen cosas que violan esas órdenes", afirmó con severidad Dunstan Mlambo, magistrado presidente de la sala, que pidió al Gobierno un informe sobre el lugar, la hora y otros detalles de la salida de Al Bashir.

El proceso fue iniciado ayer por una asociación defensora de los derechos humanos, el Centro para la Litigación de África Meridional (SALC), que presentó una acción legal urgente para forzar la detención del presidente sudanés.

Durante la vista, el representante del Gobierno -a quien acusan de haber intentado demorar en todo momento el procedimiento- ha mantenido que Al Bashir goza de inmunidad en Sudáfrica, en virtud de un decreto aprobado por el Ejecutivo poco antes de la cumbre de la UA.

El decreto garantizaba inmunidad a todos los líderes de la UA que viajasen al país austral para la cumbre, sin embargo, según los jueces, esto no anula las obligaciones de Sudáfrica como firmante del Estatuto de Roma, por el que se creó la CPI.

"El Gobierno sudafricano no sólo ha despreciado sus obligaciones internacionales, sino también a sus propios tribunales", declaró en un comunicado Elise Keppler, de Human Rights Watch (HRW).

"Se ha perdido una oportunidad, pero Al Bashir ha recibido un claro mensaje de que puede ser arrestado. La impunidad del pasado es un recuerdo lejano para este fugitivo por crímenes de guerra", añadió Keppler.

El viaje de Al Bashir a Sudáfrica no terminó según lo previsto, sino que lo hizo horas antes del cierre de la cumbre, que ayer le arropó con aplausos y un puesto principal en la foto en grupo de los jefes de Estado.

Se salda además con un nuevo desafío a la CPI, a la que la organización panafricana acusa de actitudes coloniales y de perseguir injustamente a los líderes del continente, y con otra agresión del Gobierno sudafricano presidido por Jacob Zuma a su propio Estado de Derecho.