Belgrado, 15 may (EFE).- El ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, destacó hoy "el papel objetivamente creciente" de la OSCE en la gestión de la crisis de Ucrania, y abogó por un impulso al proceso de negociaciones entre las partes en conflicto en ese país.

"Sólo mediante un diálogo en pie de igualdad puede alcanzarse un acuerdo", aseguró el ministro ruso a la prensa en Belgrado, tras una reunión con Ivica Dacic, el ministro de Exteriores serbio y actual presidente de turno de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

Lavrov recalcó la importancia del "proceso político" para solucionar la crisis y de la participación de la OSCE en los grupos de trabajo para poner en marcha los aspectos económicos, políticos y humanitarios del acuerdo pactado en Minsk en febrero pasado entre el Gobierno ucraniano y los separatistas prorrusos del este del país.

"La misión de la OSCE no sólo tiene que establecer si se respeta el cese de las hostilidades y el repliegue de las armas pesadas, sino también impulsar de forma constructiva al máximo el proceso de negociaciones entre Kiev, Lugansk y Donetsk", dijo el ministro ruso.

La OSCE, una organización centrada la seguridad en Europa y Asia Central, debe vigilar el alto el fuego en el este de Ucrania y el cumplimiento de los acuerdos de Minsk, alcanzados entre Kiev y las milicias prorrusas de las dos citadas regiones del este de Ucrania.

Pese al cese general de hostilidades, ambas partes se acusan casi a diario de continuas violaciones del alto el fuego.

Más de 6.000 personas, entre combatientes de ambos bandos y civiles, han muerto en el este de Ucrania en un año de conflicto, estima la ONU.

La OSCE anunció recientemente la necesidad de aumentar el número de observadores sobre el terreno, así como reforzar sus capacidades técnicas para la observación de la situación.

Dacic, a su vez, declaró hoy que es de "importancia estratégica" que se respete el cese de las hostilidades y el "paquete" de acuerdos de Minsk, y que "de los asuntos de seguridad militares se pase cuanto antes a los asuntos relacionados con el futuro" en la zona del conflicto.

Ante todo, insistió en la importancia del "futuro político" y, en ese sentido, del "inicio de un diálogo nacional" en Ucrania.

Por otra parte, Lavrov y Dacic expresaron su preocupación por los reciente enfrentamientos en el norte de Macedonia entre fuerzas de seguridad y supuestos terroristas de etnia albanesa, que terminaron en la ciudad de Kumanovo con un saldo de 22 muertos y 37 heridos.

Lavrov aseguró que se trató de un acto terrorista "bien planeado" con supuestas pretensiones panalbanesas, y acusó a la Unión Europea de mantener una "postura cobarde", por la falta de una reacción contundente tras lo ocurrido.

Serbia mantiene con Rusia estrechas relaciones de amistad, y en octubre pasado el presidente ruso, Vladímir Putin, visitó Belgrado con motivo de la conmemoración del 70 aniversario de la liberación de esta capital de la ocupación nazi por el Ejército Soviético.

El presidente de Serbia, Tomislav Nikolic, estuvo en Moscú el pasado día 9 para conmemorar la victoria contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial, y una unidad de elite de 75 miembros del Ejército serbio participó en el desfile en la Plaza Roja.

Rusia apoya a Serbia en su postura de no reconocer la independencia de Kosovo, la antigua provincia serbia poblada por una gran mayoría de albaneses y autoproclamada como estado en 2008.

Además, Rusia es un importante socio económico de Serbia, ante todo en el sector energético.

Belgrado apoya la integridad territorial de Ucrania, pero no se ha sumado a las sanciones impuestas contra Rusia por los países de la UE, y defiende su posición de neutralidad como adecuada especialmente para su actual presidencia de la OSCE.

Serbia es candidata al ingreso en la UE y espera abrir antes de finales de año las negociaciones al respecto.