Madrid, 2 oct (EFE).- El Real Madrid protagoniza el peor arranque de una fase de grupos en su historia en la Liga de Campeones por el regreso de la inestabilidad de París, cediendo dos tantos al Brujas que fueron igualados a base de casta y gracias a una parada salvadora de Areola que abre el debate con un irregular Courtois.

Las claves del segundo traspié consecutivo blanco en Champions fueron:

1. Regreso a la inestabilidad defensiva

El Real Madrid fue un flan en la primera mitad. De forma incomprensible tiró por tierra todo su rearme defensivo por un exceso de confianza. La cabeza de jugadores que lo ganaron todo no funciona igual cuando visitan el Sánchez Pizjuán o el Wanda Metropolitano, donde ni recibieron goles ni concedieron oportunidades a grandes rivales, que cuando se enfrentan a un equipo como el Brujas.

Sentirse superior se paga caro en el fútbol actual y sin la tensión que demanda un partido de la elite, la delantera belga sacó a relucir todas las carencias del equipo de Zinedine Zidane. Estaban advertidos de la velocidad de Tau y Dennis, pero los dos hicieron lo que quisieron con algo tan simple como balones largos a la espalda de los centrales Sergio Ramos y Varane, y cogiendo siempre la espalda a un Nacho que, antes de lesionarse, demostró que no debe jugar en el lateral izquierdo porque no es su posición natural.

2. La irregularidad de Courtois

Jugó sin estar en condiciones y lo acabó pagando. Llegó al descanso con vómitos y no pudo continuar un partido en el que la afición madridista le señaló con silbidos. Recibió dos goles "de chiste" como definió Zinedine Zidane. El primero resbalándose tras intentar corregir una mala posición en la jugada que acabó con un tanto sin querer de Dennis. Fue a controlar y golpeó el balón sin intención a la red. Y el segundo sin ese ángel que tenían porteros madridistas como Iker Casillas o Keylor Navas, con paradas que salvaban partidos en momentos claves. Encarando un mano a mano ante un delantero que se tropieza y que acaba picándole el balón para superar por alto a un portero de 2 metros de altura. Nada impulsa la regularidad de Courtois, que llegaba tras dos partidos grandes sin encajar y volvió a caer con estrépito.

3. Areola reabre un debate sin fin

La intención de Zidane era clara, este curso no quería debates en la portería y sí un titular indiscutible con roles que supiesen sus dos porteros. Se lo dejó claro a Keylor Navas, que no aceptó el papel de segundón y aceptó la interesante propuesta del PSG a última hora, y llegó Areola aceptando el papel de secundario. Su primera aparición ante Osasuna exhibió una seguridad en el juego aéreo que hace años no se veía por el Bernabéu y ante el Brujas salvó al Real Madrid del desastre en un mano a mano en el que exhibió rapidez, valentía y reflejos. Su gran parada fue la carta de presentación al madridismo, que no encuentra lo esperado en Courtois y reabre un debate que no es del gusto de Zizou.

4. Casta ante la falta de fútbol

Quedó demostrado que el Real Madrid actual no puede prescindir de jugadores como James Rodríguez y su lectura del juego o la verticalidad con gol de Gareth Bale. Añoró a los dos. Le faltó fútbol para hacer daño a un equipo poco acostumbrado a defender como el Brujas, que en su liga siempre es protagonista con el balón. Cuando se vio contra las cuerdas solo le quedó tirar de casta, del espíritu de lucha de eterno madridista para llegar a igualar el encuentro al final. Es un camino con poco recorrido en una competición como la Liga de Campeones que ya le ha dado al conjunto de Zidane dos avisos. Su situación, colista del Grupo A, provoca que se juegue todo en la visita al Galatasaray y que aparezca la obligación a ganar antes de lo esperado.

5. Falta de definición

Todo lo sucedido en el Bernabéu llegó por la falta de acierto de los jugadores madridistas en la definición. Antes de marcar el Brujas el primero ya perdonaron. Sus delanteros no acudieron a la cita con el gol y solo Benzema estuvo cerca. Lucas Vázquez levantó el enfado de la grada y Eden Hazard aunque quiso protagonismo, sigue lejos de su imagen para llegar fresco a los últimos metros y precisar sus disparos. Sergio Ramos y Casemiro salieron al rescate para salvar un punto con dos testarazos pero el Real Madrid remató en 27 ocasiones y solo 6 fueron a la portería de Mignolet.

Roberto Morales

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