Frase de la semana
Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias.” John Locke

Todas las personas desean la felicidad y buscan la felicidad. Hacen y deshacen, cambian de vida, toman decisiones difíciles para encontrar, en algún momento, la felicidad. 

La idea de la felicidad varía para cada uno. Algunos dicen, voy a ser feliz cuando me case, o voy a ser feliz cuando compre un auto de lujo, o una casa.  Como si la felicidad fuera un estado que se añade a un logro externo. O como si dependiera de los éxitos o fracasos que uno puede tener en su vida.

Ahora bien, los psicólogos afirman que la felicidad no depende de las situaciones externas. Dicen los especialistas en el tema que se trata más bien de una actitud interior. Más allá de las situaciones más o menos adversas que a cada quien le toca vivir, es posible desarrollar una actitud interna que tienda a un estado de felicidad. 

La felicidad es un estado de bienestar interior. 
Ese bienestar interior permite encarar y afrontar de una mejor manera tanto las situaciones positivas como las penosas. 

Benjamin Franklin dice: “La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días.”

Podría tratarse entonces de un programa de vida. De una manera de estar en la cotidianeidad. Cómo se viven cada uno de los instantes que componen un día, podría ser el secreto y la clave de la felicidad. La felicidad está en lo diario, en los detalles, en los pequeños instantes que vamos viviendo. Y depende de cada uno la forma de vivirlos. Podemos vivirlos con pesimismo, ira, malestar, o, podemos vivirlos con alegría, generosidad y calma. Es la actitud la que hace la diferencia.

El escritor Henry Van Dyke nos dice: “La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos.”

También esto nos da una pista de por dónde se podría encontrar la felicidad. En nosotros. En lo que somos. En nuestro interior. En nuestros pensamientos y en nuestras emociones. Se pueden tener muchas cosas, pero si los pensamientos y las emociones son negativos, ninguna felicidad sentiremos. 

Otro escritor, Leon Tolstoi, nos recuerda: “El secreto de la felicidad no es hacer siempre lo que se quiere sino querer siempre lo que se hace”. 

Esta frase otra vez nos da una indicación con respecto al secreto de la felicidad. No se trata de un capricho en el que cada quien se sale con la suya y hace lo que quiere. Nada de eso. Se trata de la actitud con la que uno hace lo que hace. La felicidad es querer lo que se hace, dice. Así de simple. Hacer con amor lo que se hace. 

5 causas de la felicidad
El psicólogo Carl Jung, elaboró una lista cuidadosamente ordenada de 5 causas para la felicidad. Se trata de 5 circunstancias que, para el renombrado psicólogo, originan un estado de felicidad y de bienestar. 

  1. Buena salud física y mental.
  2. Buenas relaciones personales y de intimidad, tales como las de la pareja, la familia y las amistades.
  3. La facultad para percibir la belleza en el arte y en la naturaleza.
  4. Razonables estándares de vida y trabajo satisfactorio.
  5. Una visión filosófica o religiosa que permita lidiar de manera satisfactoria con las vicisitudes de la vida.

Lo interesante de este listado es que depende de uno mismo desarrollarlas. Y sobre todo, que no es posible buscar la felicidad descuidando alguno de estos ítems. Muchas veces en el afán de conseguir tal o cual cosa se descuidan la salud o los vínculos personales. Como si no fueran ellos los que nos proporcionan bienestar. 

Encontrar una armonía y tiempo para cultivar cada una de estas cuestiones, es lo que recomienda Jung. La felicidad sería un efecto, que tiene como causa la armonía entre estas áreas.

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