Trípoli, 10 may (EFE).- Cientos de civiles siguen tratando de huir de la ciudad costera de Sirte, bajo control de la rama libia del grupo yihadista Estado Islámico y sobre la que desde hace días se cierne un supuesto plan del llamado gobierno de unidad libio para liberarla.

Según fuentes de Seguridad en la citada localidad costera, una de las más importantes del país, cerca de 700 familias han logrado ya llegar a la población de Tajura, situada a escasos kilómetros al este de Trípoli.

Cerca de 25.000 más han encontrado refugio en la vecina ciudad de Bani Walid, a cuyas puertas se hallan tanto comandos afines a la rama libia del EI como fuerzas leales al Parlamento en Tobruk y a la fuerza autónoma que defiende las instalaciones petroleras de Sidrá y Ras Lanuf, detalló la fuente.

En el éxodo masivo, que según la fuente ha dejado vacía la ciudad en la que nació y murió el derrocado dictador Muamar al Gadafi, murieron en las últimas horas tres miembros de una misma familia, víctimas del estallido de una mina, añadió.

Por otra parte, la misma fuente afirmó que comandantes yihadistas se han reunido en las últimas horas con líderes tribales de la ciudad de Sirte y la vecina Banu Walid para tratar de formar una alianza que frene el asalto que dicen preparar las fuerzas rivales de Trípoli y Tobruk.

Los radicales habrían ofrecido a los líderes tribales la libertad de todos los prisioneros en su poder a cambio de su apoyo militar, agregó la fuente, sin ofrecer detalles.

El brazo de propaganda del EI aseguró anoche, por su parte, que sus tropas habían conquistado tres pequeñas localidades en el camino hacia la ciudad de Misrata, en la que los fanáticos dijeron "poder celebrar el Ramdán", cuyo iniio está previsto para junio.

El denominado gobierno de unidad libio anunció a finales de abril que prepara una ofensiva para liberar Sirte, bajo control yihadista desde junio de 2015, e instó a todas las fuerzas del país a aparcar sus diferencias y sumarse a la misma sin buscar beneficios políticos propios.

Hacia las puertas de la ciudad se han dirigido las poderosas milicias de la ciudad de Misrata, afines al gobierno de unidad, pero también la fuerza dirigida por el polémico general Jalifa Hafter, vinculado al Parlamento de Tobruk y opuesto al ese gabinete en Trípoli nombrado por el Consejo Presidencial designado por la ONU.

Expertos advierten, sin embargo, que la falta de coordinación y los intereses divergentes de ambos grupos amenazan con hacer fracasar la ofensiva y con abrir un nuevo episodio en la actual guerra civil libia.

Anoche, el jefe del citado gobierno de unidad, Fayez al Serraj, pidió el levantamiento del embargo de armas que pesa sobre Libia, ya que en su opinión debilita las opciones de luchar contra el yihadismo.

Una visión que comparte Hafter, antiguo miembro de la cúpula golpista que alzó al poder a Gadafi, reclutado años después por la CIA y convertido en uno de los principales opositores al dictador en el exilio.