Hong Kong, 14 abr (EFE).- El museo de Tiananmen de Hong Kong, el único que rememora lo que ocurrió en junio de 1989 en la plaza pequinesa cerrará sus puertas a finales de año debido a presiones políticas, según sus organizadores.

Justo cuando se cumplen dos años de su apertura, y con un flujo positivo de visitantes, más de 20.000 en total, los organizadores, la Alianza en Apoyo de Movimientos Democráticos Patrióticos de China de Hong Kong, también al frente de la multitudinaria vigilia anual que conmemora el aniversario de Tiananmen cada 4 de junio en la ciudad, han decidido echar el cierre en los próximos meses forzados por presiones vecinales y políticas.

El llamado Museo de la Memoria del 4 de Junio, el primer centro permanente mundial dedicado con detalle a la revolución estudiantil que arrancó en Pekín a finales de abril de 1989, ubicado en un pequeño local de un edificio comercial del bullicioso barrio de Tsim Tsa Tsui, se inauguró en abril de 2014, a las puertas del 25 aniversario de la masacre del 4 de junio de 1989.

Mientras los inquilinos del edificio que alberga el centro dicen que el museo viola las regulaciones porque el uso de los inmuebles debe ser exclusivo para oficinas, sus organizadores creen que detrás de esta excusa se encuentran motivos políticos para acabar con sus actividades.

"Tiendo a creer que están motivados políticamente, porque parece que tienen recursos ilimitados", dijo a medios locales el legislador Albert Ho, presidente de la Alianza, en referencia a la ya larga y costosa batalla legal emprendida por los inquilinos hace ya dos años para acabar con las actividades del centro.

La polémica que ha venido acompañado al museo se remonta a antes de su apertura, rodeada del revuelo manifestado por grupos pro chinos, quienes lo acusaban de presentar una versión sesgada de los acontecimientos, la incertidumbre de algunos vecinos por miedo a que su seguridad pudiera verse afectada y con cierto recelo por parte del gobierno local en aquel momento.

Pese a contar con un buen flujo de visitas, de las que el 50 por ciento son turistas venidos de China, donde está prohibida toda referencia a la represión militar del 4 de junio de 1989, los organizadores planean dejar el actual emplazamiento para finales de año, tiempo hasta entonces que emplearán en la búsqueda de un espacio más grande y menos conflictivo para su realojamiento.