Rangún (Birmania), 11 feb (EFE).- El Ejército de Birmania (Myanmar) bloquea el acceso a ayuda humanitaria, bombardea poblados y realiza detenciones arbitrarias durante la operación militar lanzada a principios de año contra un grupo rebelde en el estado Rakáin (oeste), denunció hoy Amnistía Internacional (AI).

Al menos 5.200 personas, según Naciones Unidas, se han visto desplazadas por los combates que se iniciaron el 4 de enero cuando guerrilleros del Ejército Arakan asaltaron cuatro comisarías, en un ataque coordinado donde murieron 13 policías.

En respuesta a esa ofensiva, el Ejército inició una operación militar con el objetivo de "aniquilar" a los insurgentes, calificados de "terroristas" por Naipyidó.

Los militares han bombardeado con artillería varias poblaciones, según relataron a AI algunos desplazados, quienes también denuncian el robo y saqueo de sus hogares abandonados por parte del Ejército.

Las autoridades han establecido restricciones para la entrada de ayuda humanitaria procedente de organismos internacionales, excepto la Cruz Roja o el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, a cinco distritos donde se registran enfrentamientos.

Según denunció una testigo a la oenegé, el Ejército también impone restricciones a la compra y venta de productos básicos como el arroz, lo que ha provocado la falta de abastecimiento en algunos asentamientos.

“Las autoridades de Birmania juegan deliberadamente con las vidas y los medios de vida de los civiles. Como hemos visto una y otra vez, la prioridad del Ejército no es proteger a las personas, sino ocultar sus abusos", dijo en un comunicado la directora de Respuesta de Crisis de AI, Tirana Hassan.

Los uniformados además realizan detenciones arbitrarias como la del líder comunal Aung Tun Sein acusado de informar a los rebeldes de los movimientos de las tropas gubernamentales, indicó AI.

Al menos 26 personas, según el portal Irrawaddy, han sido arrestadas en la zona por violar las leyes de Asociación Ilegal, delito que se castiga con duras penas de prisión.

"Estas operaciones son otro recordatorio de que el Ejército de Birmania opera sin ningún respeto por los derechos humanos", zanja Hassan.

El Ejército Arakan, formado en 2009 para lograr mediante la lucha armada una mayor autonomía de la minoría budista rakáin, la mayoritaria del estado del mismo nombre, es uno de los diversos grupos rebeldes alzados en armas en Birmania.

Dentro de la compleja maraña de conflictos birmanos, muchos rakáin también están enfrentados a los rohinyás, una comunidad de mayoría musulmana en Rakáin a la que las autoridades niegan la ciudadanía y califican de "inmigrantes bengalíes".

Más de 723.000 rohinyás han huido a Bangladesh desde agosto de 2017 debido a una ofensiva del Ejército, que la ONU calificó como una "limpieza étnica de manual" y la denunció "genocidio intencional".

El Ejército niega las acusaciones e insiste en que las operaciones respondieron a un ataque del Ejército de Salvación Rohinyá de Arakan (ARSA), un grupo guerrillero rohinyá, contra una treintena de puestos policiales el 25 de agosto de 2017.

Rakáin, que ocupa una larga franja costera en el oeste del país, es una zona con ricos recursos naturales y una situación geoestratégica clave, aunque también con una de las mayores tasas de pobreza del país.