Guatemala, 13 nov (EFE).- Guatemala se convirtió hoy en un museo vivo del automóvil, una estampa vintage fotografiada con fervor por miles de personas que se congregaron en la capital para observar centenares de vehículos clásicos fabricados entre 1901 y 1980, algunos de ellos de los más emblemáticos de la historia.

Pasear por el Campo Marte de Ciudad de Guatemala era este domingo como volver atrás en el tiempo. Más de 300 joyas automovilísticas, la mayoría de origen estadounidense, pero también japonés o ruso, forman parte de la décima edición del "Rock de los carros", la cita más "importante de Centroamérica".

Fiat, Ford, GMC, Chevrolet o Datsun de colección se exhiben con un doble objetivo, explica a Efe el fundador del proyecto, César García: "El gusto por los carros viejos y el deseo de ayudar al prójimo".

Y es que como viene siendo habitual en esta cita automovilística no lucrativa, todos los fondos recaudados irán en beneficio de las tres Casas de Misericordia, ubicadas en San Cristóbal, San Lucas Tolimán y Chimaltenango, y cuyo fin es atender a niños y ancianos en todo el país.

Esta fundación, a través de sus centros nutricionales, intenta ayudar al más de un millón de niños menores de 5 años que padece desnutrición crónica y a los 300.000 ancianos declarados en abandono, a los que brinda "atención y cuidado" en sus instalaciones.

Este año, comenta García, la novedad está en una treintena de ejemplares propiedad del Ejército de Guatemala, como la limusina Presidencial, un Cadillac de 1949, pedido por el expresidente Jorge Ubico, de fabricación norteamericana.

Con 4 toneladas de peso, un motor en V de 8 cilindros, a gasolina y blindado, este coche, agrega el subteniente del Ejército de Guatemala Ervin Mendoza, aún funciona. Solo dos expresidentes lo han usado, Juan José Arévalo (1944-1951) y Alejandro Maldonado (2015). La última vez que salió fue el año pasado.

Al lado uno centra la atención de los más pequeños. Un Vehículo Blindado Liviano Multipropósito (VBLM) de 19.000 libras fabricado en 1981, aún operativo, que ahora se utiliza para vigilar las fronteras del país, aquellas que colindan con El Salvador, Honduras y Belice.

Pero el que llama la atención de todos es uno que tiene un cartel que pone "en venta" por un módico precio de 2.750 quetzales (unos 350 dólares). Se trata de un Chato 1300, modelo 1978, y el único auto fabricado íntegramente en Guatemala.

"Nada le falta, nada le sobra" es el lema con el que este automóvil, anaranjado, motor Bedford 1256 cc, 4 cilindros, 58 caballos, caja de 4 velocidades y un consumo de 45 kilómetros por galón, recuerda a los más fanáticos que Guatemala "también tuvo su época".

"Solo se vendieron 3.000 unidades", apunta Ignacio a Efe, y añade: "Esta es una de ellas. Un clásico".

Para estos amantes de lo retro, la conducción no pasa por los superdeportivos de 1.000 CV, sino por disfrutar de las sensaciones clásicas del vehículo: estirar las marchas en una carretera revirada, sentir los cambios de apoyo, trazar cada vez con más perfección esa curva de radio doble, percibir la sinfonía entre el metal y el asfalto.

"Mientras que los coches actuales enfocan su diseño en la funcionalidad, la seguridad y la aerodinámica, los coches clásicos centraban su diseño en la belleza de la carrocería", explica a Efe un fanático de estos autos, y agrega: "Es por eso por lo que después de tantísimos años, estos -dice mientras señala a un Ford de los 70- aún conservan un encanto especial".

Para unos son solo coches, pero para estos aficionados, estos automóviles tienen pedigrí.