San Diego (EE.UU.), 8 jul (EFE).- Nueve veteranos que fueron deportados se presentaron hoy en el puesto fronterizo de San Ysidro, en California (EE.UU.), para demandar al Gobierno estadounidense atención médica a la que, aseguran, tienen derecho por haber formado parte del servicio militar.

"Nos vamos a casa", dijo Héctor Barajas, fundador y director de la Casa de Apoyo para Veteranos Deportados en Tijuana, minutos antes de ingresar con maleta en mano al puerto de entrada estadounidense.

Héctor Barajas, lamentó que históricamente únicamente los excombatientes que han estado "a días o semanas" de morir sean los que obtienen permiso de regresar a Estados Unidos.

"No nos tenemos que esperar hasta que ya estemos en la cama de muerte para tener acceso a estos beneficios", declaró a Efe el ex paracaidista del Ejército antes de ingresar a la garita fronteriza.

El veterano indicó que de acuerdo a sus registros, en los últimos cinco años, diez excombatientes han fallecido debido a que no obtuvieron el tratamiento médico adecuado.

Barajas refirió que algunos de sus compañeros requieren atención psicológica por estrés postraumático (PTSD), el cual no han podido recibir en México.

Como ejemplo, citó el caso del exsoldado estadounidense Andrew Tahmooressi, quien fue detenido hace dos años por ingresar a México con armas de fuego y a quien las autoridades de ese país optaron por enviarlo de regreso al tomar en cuenta el cuadro de estrés postraumático que sufría.

Barajas reveló tener fe de que la movilización de hoy, sumado al reporte publicado esta semana por la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), que denunció fallos del Gobierno federal a la hora de atender a veteranos deportados, llame la atención de los congresistas.

El ex militar reclamó soluciones a nivel legislativo para frenar la deportación de soldados inmigrantes y que se les garantice su naturalización una vez que se enrolan en las fuerzas armadas.

El reporte de ACLU, divulgado el pasado miércoles, indica que "un número incontable" de veteranos ha sido deportado debido a que las autoridades federales han fallado en brindarles asesoría de cara a su proceso de adquisición de ciudadanía.

Al otro lado de la garita de San Ysidro, Natividad Barajas, padre de Héctor Barajas, esperaba el regreso de su hijo quien no ha pisado suelo estadounidense en doce años.

"Me siento contento pero no tan seguro hasta que mi hijo esté ya de este lado", comentó el residente del sur de California.

"Héctor tiene mucha fe, el trae hasta su maleta para irse con nosotros a Los Ángeles", agregó el progenitor.

Alan Diamante, abogado de inmigración, explicó que están solicitando un permiso temporal de 30 días para que los exsoldados puedan llegar a la oficina de veteranos y tomar los beneficios que merecen.

"Es una entrada temporal, pero también estamos pidiendo que les den estas entradas cada vez que las quieran pedir", recalcó el abogado, quien desconoce cuánto tardará la correspondiente resolución por parte de autoridades de inmigración sobre la petición del grupo de veteranos.

Otros excombatientes que se presentaron hoy ante autoridades migratorias requieren de cirugía ya que aún padecen los estragos de lesiones recibidas décadas atrás cuando realizaban su servicio militar, entre ellos el exsoldado Jesús Antonio Juárez, quien estuvo en coma un mes tras caer en 1976 de un camión militar en Puerto Rico.

El excombatiente de 60 años, dice que nunca pudo recuperarse emocionalmente y físicamente del fuerte golpe en la cabeza y además fue deportado a México por un problema legal.

"Los marines en vez de que me ayudaran me barrieron debajo de la alfombra", comentó a EFE este veterano, quien luego, una vez expulsado, tuvo que pagar cuatro cirugías de rodilla con su propio dinero y aún así todavía no ha podido recuperarse.

Juárez se unió al grupo que se presentó hoy en la garita porque es tiempo de que se les brinde uno de sus principales derechos que tienen como integrantes de las fuerzas armadas, según manifestó.

"Necesito ayuda médica, sólo eso, no quiero nada que no me pertenezca, solo que den lo justo", insistió.

Aunque el contingente había anunciado con anterioridad que otros dos activistas -ambos padres de familia que también fueron deportados- se presentarían en la garita con ellos, finalmente las autoridades de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) permitieron el ingreso únicamente de los excombatientes.

La dependencia deberá ahora analizar los casos de estos veteranos y si es que les permite la entrada a suelo estadounidense.