Los Ángeles (EE.UU.), 23 may (EFE).- Sobrevivientes de guerras civiles centroamericanas y otros devotos del mártir salvadoreño monseñor Óscar Arnulfo Romero celebraron hoy en Los Ángeles (California) su beatificación, reunidos en un evento comunitario en esta ciudad.

El proceso de beatificación de monseñor Romero, asesinado de un tiro el 24 de marzo de 1980 en plena misa cuando era arzobispo de San Salvador, sirvió para resaltar durante la jornada de hoy el papel de los mártires y religiosos de Latinoamérica.

"Romero es el primer santo centroamericano", señaló a Efe Gerardo Galavis, pastor asociado de la escuela primaria Santo Tomás Apóstol, sede de una jornada que reunió hoy a más de 500 feligreses que siguieron en una pantalla gigante el acto de beatificación celebrado en la Plaza Salvador del Mundo, en el país centroamericano.

"Que sea nombrado beato significa que la iglesia, los pastores, siguen promoviendo la justicia en los pueblos de Latinoamérica", recalcó Galavis, originario de Guadalajara, México.

Oscar Arnulfo Romero y Galdámez fue nombrado arzobispo de San Salvador el 23 de febrero de 1977 y después del asesinato a tiros del sacerdote Rutilio Grande se transformó en un fiero opositor de la elite económica de su país.

Años después, el 24 de marzo de 1980, monseñor Romero fue asesinado de un tiro en el pecho mientras oficiaba una misa en la capilla del hospital Divina Providencia de San Salvador.

La Comisión de la Verdad que investigó los crímenes cometidos durante la guerra civil de El Salvador (1980-1992) indicó que "existe plena evidencia" de la complicidad en este asesinato del ya fallecido Roberto D'Aubuisson, fundador de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), partido que gobernó el país entre 1989 y 2009.

En febrero pasado, el papa Francisco declaró a monseñor Romero "mártir de la fe" y ordenó su beatificación en El Salvador, que en el ritual católico constituye un paso previo a la santificación.

"Detrás de él vendrán muchos", aseguró a Efe Edgardo Guardado, coordinador del comité monseñor Romero en la parroquia San Tomás Apóstol. "Después serán conocidos muchos de esos mártires que han muerto dando la vida por el evangelio en toda Latinoamérica", agregó.

El líder comunitario salvadoreño cree que "hay muchos más sacerdotes, monjas y catequistas sobre quienes la iglesia necesita información para llevarlos a los altares también".

Los devotos acudieron esta tarde al auditorio de la escuela Santo Tomás, donde prosiguieron la celebración con cantos y comidas típicas salvadoreñas, como pupusas, pasteles de carne, refrescos de tamarindo y ensalada de frutas.

Lucy Rivas, trabajadora de la clínica Monseñor Oscar Romero, en Los Ángeles, contó a Efe que junto a otros estudiantes solía reunirse con el mártir asesinado para conversar. Rivas asistió después al entierro del beatificado, que se celebró en medio de bombas y disparos que dejaron como resultado más de 30 muertos y decenas de heridos.

"Reconociendo la beatificación de Monseñor Romero, el mundo entero va a mirar El Salvador de diferente forma y van a aceptar que nosotros sufrimos de la oligarquía de El Salvador", explicó la refugiada.

"Él estuvo del lado de la verdad, y la verdad estuvo con el pueblo", puntualizó.

Por su parte, Oscar Domínguez, presidente del Corredor Salvadoreño en Los Ángeles, dijo a Efe que presenciar a través de una pantalla la beatificación de Monseñor Romero "en la escuela San Tomás es algo increíble, algo único, que inspira a la gente a luchar por los derechos humanos y empoderar la comunidad".