Bogotá, 4 abr (EFE).- El cine colombiano debe contar el posconflicto, pero también el conflicto, dijo a Efe el realizador Nicolás Rincón Gille, quien en su más reciente película, "Noche herida", aborda el drama de los desplazados por la violencia.

Al referirse al papel del cine, Rincón consideró "importante construir hacia el futuro", pero opinó que "la posibilidad de construir hacia el futuro también está en conocer y reconocer las razones por las que hubo este conflicto".

El Gobierno colombiano y las FARC firmaron en noviembre pasado la paz tras 52 años de conflicto armado, el más antiguo del continente, y actualmente se mantienen negociaciones con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la segunda guerrilla del país, con miras a alcanzar un acuerdo similar.

"Noche herida", que se presenta desde esta semana en las salas de cine comerciales del país, supone la última parte de la trilogía documental "Campo Hablado", de la que también hacen parte "En lo escondido" y "Los abrazos del río".

"Yo quería hablar con la gente. Conocer la percepción de la gente, especialmente la tradición oral del campo colombiano, ese orden mágico en el que el campesino explica la violencia", expresó Rincón (Bogotá, 1973), al considerar que "estas tres películas tienen un hilo conductor".

Su último filme cuenta la historia de Blanca, una abuela desplazada por la violencia que cuida a sus tres nietos en un barrio marginal de Bogotá que ya no es rural, pero que todavía no es urbano.

"'Noche herida' es la historia de una mujer que podría ser la de muchas mujeres desplazadas que tratan de construir un mundo y darle sentido, que tienen que readaptarse y reconstruir la ciudad", resume el realizador, economista de profesión y que estudió cine en Bélgica entre 1998 y 2002.

Rincón añade que pasó mucho tiempo con Blanca, "o más que mucho, pasé el tiempo que necesitaba para entenderla, para contar una historia sin victimizar a mi personaje, en la búsqueda de las imágenes justas para contar esta película".

El escenario de los casi 90 minutos de filme es la casa de madera donde viven Blanca y sus nietos, entre ellos Didier, un adolescente que en medio de la grabación decide irse a vivir con su novia.

"La casa de Blanca es muy pequeña. Si ponía la cámara a la altura de ella no íbamos a caber", dice Rincón Gille para explicar el plano contrapicado de gran parte del largometraje.

Por más de tres meses, Nicolás grabó en la casa de Blanca. Alcanzó el nivel de intimidad necesario para que los personajes aparezcan ante la cámara con toda la naturalidad de lo cotidiano y muestren su realidad sin la pretensión de agradar o sorprender

"A mí el cine que me interesa es el de los bordes, que no hace parte de esa gran cultura de masas. Por eso creo que el documental es muy importante para contar nuestro conflicto. A mí me interesan esas historias que antes no se contaban o se contaban desde el folclore, sin ninguna problemática", reconoce.

Cuando se le pregunta por la decisión de contar la historia de esta mujer, Rincón afirma que "en el caso de Blanca ella está ahí, está contando una historia no porque sea víctima sino porque nos ilustra sobre un universo humano, personal, social".

"Mi próxima película es 'Tantas almas', que espero filmar a finales de este año. Es la historia de un campesino que debe encontrar a sus hijos, asesinados por los paramilitares y lanzados al río Magdalena, para enterrarlos y hacer su duelo", anticipó.