Charlotte.- Hace 10 años que Ivette no se encuentra de carne y hueso con su mamá, durante el Día de la Madre, pero hace todo lo posible para celebrarlo, aunque Ángela, la abuela de sus dos hijos, se encuentre a miles de millas de distancia, en la Ciudad de México.

Cada 10 de mayo, fecha en que se conmemora el Día de la Madre en el vecino país, Ivette, se comunica con Ángela y le canta “Las Mañanitas”.
“Qué risa, casi nunca le he cantado “Las Mañanitas en la mañana o en la madrugada, en forma de serenata. Siempre lo he hecho después de regresar del trabajo”, cuenta Ángela, quien se arriesgó a pasar por la frontera clandestinamente hace poco más de una década, junto a su exesposo y sus retoños, que tenían 7 y 3 años de edad.
“Antes hablaba por teléfono, pero desde hace 4 años nos vemos por Skype”, dice Ivette, quien era maestra en México y aquí se dedica a tareas de servicios, puede ser banquetera, mesera, niñera o aseadora de viviendas.
“Mi mamá se emociona mucho cuando los ve por la computadora”, anota la mexicana, quien es originaria del DF.
“No deja de ser duro… estar lejos no es fácil y una se llena de nostalgia… en México con mis 2 hermanos y mi hermana preparábamos la ocasión con tiempo… y la llevábamos a un restaurante, donde habíamos hecho una reservación… le regalábamos flores y le pagábamos al mariachi para que le cantara Las Mañanitas… ahora es muy diferente”, expresa con emoción Ivette, que desde hace 5 cinco años se convirtió en cabeza de familia.
Mi exesposo era “trailero” en México y yo daba clases en una iglesia cristiana. Estábamos bien. Él sostuvo diferencias con su familia y decidió venirse para Estados Unidos. Yo lo seguí”, narra la mujer de 36 años, que se radicó en el Este de Charlotte.
Sus dos hijos, le regalan en algunas ocasiones una tarjeta, pero la celebración tradicional del Día de la Madre para Ivette no ocurre.
“Ese es un día de trabajo para mí, porque trabajo en restaurantes”, señala, agregando que es una de las fechas más ocupadas de su calendario anual.
Angela es una de las millones de personas separadas de su madre por la realidad del sistema migratorio, aunque en su caso no ha ocurrido una deportación que la separe de su madre o de sus hijos.
Los niños nacidos de familias inmigrantes en Estados Unidos son 1 de cada 4 infantes que hay en el país y datos del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) indican que entre 1998 y 2007, más de 108 mil progenitores de menores ciudadanos fueron deportados.
Un reporte de 2010 de la Comisión de Mujeres Refugiadas presentó casos desgarradores de madres encarceladas en centros de detención del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) y la vulneración de los derechos de paternidad.
Para Ivette existe un sueño: encontrarse con su madre un 10 de mayo, aquí o allá, en un día en el que no tenga que trabajar.