Greensboro.- Un padre de familia y dueño de una compañía de instalación de techos, se convirtió la semana pasada en el quinto inmigrante en Carolina del Norte actualmente refugiado en una iglesia para evitar la deportación.

El salvadoreño Oscar Canales, de 34 años y residente de Greensboro durante los últimos trece años, permanecerá por tiempo indefinido dentro de la iglesia Congregational UCC, sin opción de salir a trabajar ni realizar ninguna actividad en familia.

“Quieren expulsarme del país y estaré aquí hasta que pueda volver a mi casa”, dijo Canales a Qué Pasa el pasado 19 de enero, cuando se presentó oficialmente su asilo en el santuario.

Un par de días antes y en medio de la tormenta de nieve, el esposo, padre de cuatro hijos ciudadanos y propietario de la empresa Canales Roofing, se mudó al sótano de la iglesia con tal de no quedar separado de su familia.

El inmigrante tenía una orden final de abandonar Estados Unidos antes del 18 de enero, pero tomó la difícil decisión de desobedecer a las autoridades. Ahora recibe la protección de “santuario” debido a que por política, los agentes de ICE no suelen realizar detenciones dentro de centros religiosos.

“Estamos enfrentando una crisis humanitaria en este país”, dijo en conferencia de prensa la reverenda Julie Peeples, de la iglesia que acogió a Canales, quien aseguró que apoyará a esta familia mientras sea necesario.

Dueño de negocio y generador de empleos
Desde una habitación adecuada como apartamento en el sótano de la iglesia, Canales espera poder seguir dirigiendo su empresa, así como recibir las visitas de su esposa e hijos lo más posible.

A pesar del encierro, el salvadoreño intentará trabajar a distancia, con la ayuda de una computadora y dirigiendo a sus trabajadores por teléfono, con ayuda adicional de su hermano.

Su emprea tiene seis empleados y varios proyectos pendientes con diversos clientes, por lo que no puede darse el lujo de abandonar las responsabilidades laborales.

Sin una solución legal
En el 2103, Canales fue detenido por agentes de ICE en Greensboro por primera vez.

A partir de entonces, ha gastado alrededor de $14,000 en servicios legales y ha visitado las oficinas de ICE en Charlotte en siete ocasiones para poder quedarse dentro del país, aunque el esfuerzo sido insuficiente para lograr una estancia definitiva.

Qué Pasa publicó un artículo en mayo del 2013, después de que Canales evitó la deportación y salió de un centro de detención para inmigrantes tras mes y medio de encierro.

En ese entonces, su abogada declaró que la única posibilidad para que su cliente arreglara su situación legal era si se aprobaba una reforma migratoria que lo incluyera. Pero después de cinco años, esto no sucedió.

Santuario en aumento
Canales se convirtió en el sexto inmigrante en Carolina del Norte en refugiarse dentro de una iglesia para evitar la deportación y quinto actualmente bajo este tipo de protección.

El año pasado, la mexicana Minerva Cisneros estuvo bajo santuario por tres meses en la misma iglesia que Canales, pero salió en libertad después de que su orden de deportación fue cancelada.

En todo el país, la cifra de casos se eleva a 33 individuos y en este 2018 ningún otro estado tiene tantos como Carolina del Norte.