Raleigh.- Los recientes operativos realizados por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Carolina del Norte, han dejado a un grupo de familias latinas desamparadas y en medio de un proceso legal a contra reloj para evitar la deportación de sus seres queridos.

Funcionarios de ICE confirmaron a Qué Pasa que los arrestos estaban dirigidos a menores no acompañados y quienes tuvieran lazos con pandillas.

“El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) está llevando a cabo una operación centrada en la identificación y detención de unidades familiares, adultos que entraron a Estados Unidos, como los niños no acompañados que tengan al menos 16 años de edad y tienen historial criminal y/o presuntos vínculos con pandillas”, señaló a Qué Pasa Bryan Cox, vocero de ICE para Georgia y las Carolinas.

Incluso ratificó “Intentar entrar ilegalmente a Estados Unidos como una unidad familiar o UAC no protege a los individuos de ser sometido a las leyes de inmigración de este país”.

No obstante, las detenciones realizadas la semana pasada en ciudades como Charlotte, Greensboro y Lexington fueron a trabajadores de construcción y actividades afines que no tenía récord criminal.

En Charlotte
Qué Pasa dialogó con el familiar de un inmigrante que se había dedicado a la jardinería y fue arrestado en la mañana del lunes 24 de julio.

No se trató de un joven centroamericano, sino de un individuo establecido en el país durante años, con una red familiar amplia en la ciudad, que ahora está de regreso a su país.

En la Ciudad Reina, los detenidos fueron: Isaac Martínez Gutiérrez, de 31 años, oriundo de México; Juan Pablo Morales Olerá, de 39 años, de México; Zeferino González Vega, de 27 años, de México; Elder Osman Peña Barrera, de 29 años, originario de Honduras; Francisco Pérez Juárez, de 29 años, de México; Alejandro Sánchez Álvarez, de 34 años; de México; e Isaías Sánchez Álvarez, de 27 años, de México.

Greensboro
El martes 25 de julio, el salvadoreño Yeovany Argueta García, de 39 años, así como los mexicanos Raúl Ortiz Garnica de 21 años y Adrián Balderas Plata de 40, fueron interceptados por agentes de inmigración frente a la tienda San Miguel en Greensboro camino al trabajo.

Al día siguiente y de foram similar, el hondureño Ricardo Guzmán Ramos, de 36 años, fue arrestado cuando salía de su casa, también, rumbo a su empleo.

Ortiz y Balderas fueron víctimas colaterales. Sus familiares sostienen que ICE buscaba a un joven salvadoreño, quien no estaba con ellos.

“Estamos muy tristes, no es justo. Separan familias y dejan a sus familias solas, no es fácil. Esto es un daño colateral para toda la familia, toda la comunidad hispana”, dijo a Qué Pasa Susana Martínez, esposa de Balderas, originarios de Coacalco.

La mañana de ese martes, Ortiz se dirigió a recoger a Balderas y Argueta. Después de que este último se subió a van, un vehículo empezó a seguirlos por Yanceyville Street. Casi en la esquina con Cone Boulevard, frente a la tienda San Miguel, tres automóviles los interceptaron. Los agentes preguntaron por un joven centroamericano, el hijo de Argueta, quien hasta hace unos meses trabajaba en la empresa que los arrestados. ICE tomó en custodia a los tres hombres.

Tanto Ortíz como Balderas son el sustento de sus casas. Ortíz será padre por segunda vez en cualquier momento, mientras que Balderas se encargaba de cuidar de su nieta y esposa.

Las mujeres de Ortiz y Balderas explicaron el impacto de las detenciones de ambos hombres.

En rueda de prensa después en el lugar donde sucedieron los hechos, el calor y la angustia debilitaron a Susana Martínez, esposa de Balderas quien se desmayó antes de hablar y tuvo que ser llevada al hospital.

Lexington
La madrugada del miércoles 26 de julio, Ricardo Guzmán Ramos fue detenido cuando salia de su casa para ir a trabajar.

“Lo estaban esperando, como si fuera narcotraficante fueron por él”, dijo su esposa Karina Ballesteros, “No sabemos por qué se lo llevaron”.

Después del arresto, los agentes de ICE fueron al hogar de Guzmán y hablaron con Ballesteros y su hijo de 16 años, recién llegado a Estados Unidos. Ellos no fueron detenidos, según contó la mujer  a Qué Pasa.

Guzmán es padre de tres menores, de 17, 6 y 2 años.

La tragedia de esta familia se agrava porque Ballesteros apenas llegó a a Carolina del Norte hace unos meses, no tiene vehículo ni cómo moverse, ni conoce el área. Tampoco dinero para abogado.

“Dios primero que se pueda resolver esto, que es una injusticia”, dijo la hondureña.