Greensboro.- Una marcha improvisada con participación de casi 500 personas, una conferencia de prensa con importantes líderes locales y hasta una manifestación afuera del aeropuerto en Greensboro, han sido parte de la respuesta local en rechazo a las órdenes ejecutivas que ordenó el presidente Donald Trump contra extranjeros que viven en Estados Unidos.

El viernes al mediodía, miembros de varias agencias que trabajan con las comunidades  de refugiados e inmigrantes en Greensboro, acompañados de líderes religiosos, algunos inmigrantes y figuras como la alcaldesa de la ciudad, convocaron a una rueda de prensa en oposición a las medidas federales anti inmigrantes que fueron anunciadas la semana pasada.

“Greensboro es una ciudad de ‘extraños a vecinos’ y se va a quedar”, anunció la alcaldesa Nancy Barakat Vaughan, al señalar el origen sirio de su familia, la cual inmigró a Estados Unidos hace tres generaciones.

Vaughan dijo que habló directamente con el jefe de la Policía de Greensboro, quien le aseguró que los uniformados no cambiarán sus prácticas y que no se convertirán en agentes de ICE.

La alcaldesa dijo que Greensboro necesita ser un “refugio seguro”. Sin embargo, más tarde aclaró con Qué Pasa que no se refería a que sea una “ciudad santuario”, sino que es una ciudad “de extraños a vecinos”, que construye puentes de entendimiento, confianza y cooperación con la comunidad inmigrante residente, de acuerdo a  una resolución aprobada por el Concejo local en abril de 2014.

Por su parte, Alan Duncan, presidente de la Junta de Educación del condado Guilford, hablando a manera personal, señaló el impacto negativo que estas órdenes ejecutivas tienen en la educación de los niños, al señalar  que hay padres que no están enviando a sus hijos a la escuela por temor.

“Por ley, no tenemos permitido preguntar si los estudiantes son documentados o indocumentados”, dijo Duncan.

“Más bien, es nuestro deber servir y proveer la mejor educación posible a cada uno de nuestros estudiantes”.

La alcaldesa Nancy  Vaughan dijo que Greensboro es un lugar seguro para los inmigrantes y refugiados.

Alan Duncan, de la Junta de educación del condado Guilford, pidió a las familias indocumentadas que no dejen de llevar a los niños a la escuela.

Una protesta a favor  de que Winston-Salem sea  “ciudad santuario” ocurrió el sábado frente al Compare Foods.

 

Protestas en Greensboro y Winston-Salem

La noche anterior a la conferencia de prensa con líderes locales, en el centro de Greensboro se congregaron casi 500 personas, quienes marcharon en apoyo de los musulmanes, refugiados e inmigrantes que residen en la ciudad.

Así mismo, la noche del lunes un centenar de personas protestaron en el aeropuerto PTI de Greensboro la reciente prohibición a la entrada de personas originarias de siete países del Medio Oriente y África.

En Winston-Salem, el sábado por la tarde un grupo de personas se manifestó por alrededor de una hora frente al supermecado Compare Foods en Silas Creek, también en contra de las órdenes ejecutivas anunciadas días antes por el presidente Trump.

La protesta fue organizada por el grupo que busca que Winston-Salem se convierta en “ciudad santuario”, el cual sigue recolectando firmas de apoyo y las entregará al Concejo de la ciudad en su próxima reunión.
 

Mujer siria pidió paz para los refugiados

Durante la conferencia de prensa con líderes locales, una mujer siria que llegó a  Greensboro como refugiada hace seis meses, pidió una oportunidad para vivir en paz en su nueva comunidad.

Doha AlTaki señaló que no fue su decisión abandonar su país, el cual describió como “hermoso” antes de su destrucción al comenzar la guerra.

“No soy una terrorista”, dijo Altaki, al comentar que por ser musulamana, ahora la consideran una terrorista.

“Soy un ser humano y quiero ser parte de esta comunidad. Estamos felices de estar en América, especialmente en Greensboro, para vivir en paz”.

Doha AlTaki, una refugiada de Siria, dijo que no es una terrorista y su intención es vivir en paz con la comunidad.