Cuando reduzca la grasa saturada en su dieta, sustituirla por alimentos con granos integrales ayuda a su corazón, pero recurrir al pan blanco no lo hace, muestra un estudio reciente.
“Es un tema muy importante”, dijo el doctor Robert Vogel, cardiólogo de la Universidad de Colorado, en Denver, que escribió un comentario que acompaña al estudio publicado. “Si se sustituye con carbohidratos de alta calidad, como frutas, verduras y granos integrales, se salvan vidas. Es así de simple”.
“La gente no elimina espontáneamente unos cuantos cientos de calorías de grasa saturada de su dieta sin remplazarlas por otra cosa”, explicó la primera coautora del estudio, Adela Hruby, investigadora de la Facultad de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard, en Boston. “Esa ‘otra cosa’ plantea una diferencia para su salud”.
El estudio y el comentario fueron publicados en la edición en línea de la revistaJournal of the American College of Cardiology.
Hruby y sus colaboradores basaron sus conclusiones en información sobre casi 85 mil mujeres y casi 43 mil hombres, todos participantes en dos investigaciones de larga duración, el Estudio de salud de las enfermeras y el Estudio de seguimiento de profesionales de la salud.
Ninguno de los hombres ni ninguna de las mujeres tenían diabetes, enfermedad cardiaca ni cáncer al inscribirse. Los investigadores monitorizaron detalles sobre muchos aspectos de las vidas de los participantes, incluyendo sus dietas.
Hruby y sus colaboradores evaluaron los resultados de cuestionarios sobre la alimentación, que los voluntarios rellenaban cada cuatro años.
Durante un periodo de seguimiento de hasta tres décadas, se diagnosticó una enfermedad de la arteria coronaria a más de 7,600 participantes.
Los autores del estudio compararon las frecuencias alimentarias reportadas por los mismos participantes entre los que contrajeron una enfermedad cardiaca y los que no.
Los investigadores encontraron que cuando los hombres y las mujeres reemplazaban el 5 por ciento de las calorías de grasas saturadas por grasas poliinsaturadas más saludables, como las de los frutos secos, el riesgo de enfermedad cardiaca coronaria se reducía en un 25 por ciento.
El reemplazo con grasas monoinsaturadas, como el aceite de oliva, redujo el riesgo en un 15 por ciento, y el reemplazo con carbohidratos de granos integrales se vinculó con una reducción del 9 por ciento en el riesgo de enfermedad cardiaca.
Pero sustituir la grasa saturada con carbohidratos procesados, como el pan blanco o el arroz blanco, no tuvo ningún efecto sobre el riesgo de enfermedad cardiaca.
Esta falta de efecto significa que la grasa saturada, que se halla en productos animales como la mantequilla y la carne roja, parece neutral con respecto a la enfermedad cardiaca solo cuando se compara con el consumo, en lugar de ella, de carbohidratos y azúcares refinados. Pero en comparación con otras opciones, es una opción no saludable para el corazón.
“Si se sustituye con carbohidratos de alta calidad, como frutas, verduras y granos integrales, se salvan vidas. Es así de simple”.