Ahora que se acerca el verano, el calorcito nos invita a disfrutar de bebidas que nos refresquen el cuerpo y el alma.

Típica escena: se vacían las copas, vamos a la nevera y ¡aaahhh!, no quedan botellas frías. La correcta temperatura de las bebidas te permite vivir su aroma, su sabor, su cuerpo y su estructura. Aquí te comparto estos tips para que celebres mejor cada sorbo:

Espumoso: Sírvelo entre 42-48ºF (6-9º Celsius), pues a menor temperatura pierde aromas, y a mayor temperatura, sabe amargo y pierde delicadeza. Así que, cuatro horas en nevera, dos en congelador, o 45 minutos en un cubo de agua con hielo si andas en un gran apuro.

Vino tinto: No se sirve a temperatura ambiente, sobre todo si “tu ambiente” es de verano o primavera, aun en la Navidad. He visto este pecado hasta en los mejores restaurantes. Se disfruta a 60-65ºF (15-18º Celsius), y lo logras con 20 minutos en la nevera antes de servirlo.

Vino blanco: Debe estar frío, pero no helado. El término fresco es para los tintos. Disfrútalos entre 45-55ºF (7-13º Celsius), poniéndolo en la nevera unas tres horas, o de 20 a 25 minutos en el congelador, o en un cubo con hielo y agua antes de servirlo.

Cerveza rubia: ¡Helada!, según la norma de los boricuas, de los dominicanos, y de algunos argentinos y brasileños. Nos encanta la botella “vestida de novia”, lo que significa cubierta de escarcha. Lo recomendable es entre 40-46ºF (4-8º Celsius), pero hay quienes la llevamos hasta 32-35ºF (0-2º Celsius).

Cerveza negra: Cuanto más compleja, aromática y densa, mayor debe ser la temperatura en comparación con la rubia. Por eso, una cerveza negra debe disfrutarse entre unos 50-55ºF (10-13º Celsius).

Si eres de los que en estas épocas ya te preparas para la llegada del verano, asegúrate de servir la botella como Dios manda. Para recetas y otros consejos, consigue mi libro online o visita www.LaCocinaNoMuerde.com.