Raleigh.- Durante seis meses fueron tratados como criminales peligrosos, trasladados a seis diferentes cárceles mientras la justicia resolvía su suerte. Tras cumplir una condena por haber ingresado de manera ilegal al país, fueron liberados bajo fianza el pasado martes 24 de mayo.

La historia corresponde a siete de los 20 obreros hispanos detenidos el 15 de noviembre de 2010 en una redada contra la compañía J&A Framers de Durham.Tres de ellos, cuentan lo que vivieron a Qué Pasa.

“Pienso que abusaron de nosotros”, dijo Juan Manuel Martínez, uno de los liberados. “Uno no sabe ni por qué estuvo ahí tanto tiempo sin haber hecho nada”.

Martinez, quien se reunió con su esposa y sus cuatro hijos en Durham, cuenta que lo más doloroso aparte de la separación fue verse en una prisión junto con criminales.

“Nos traían entre pura gente criminal que han agarrado con drogas, que han matado gente, y nosotros ahí con ellos sin haber cometido ningún delito”, dijo.

“Durante esos seis meses encerrado perdí los cumpleaños de mis hijos, Navidad y Año Nuevo. Si yo hubiera hecho alguna cosa mala, con gusto hubiera pagado pero todos en sí venimos aquí a trabajar”, agregó Martínez.

Rafael-Tiscareno-Garcia

Rafael Tiscareno, de 33 años, también recuerda como una pesadilla su estadía en las prisiones de Cary, Wake, Franklin, Tarboro y Greenville, por las que pasaron antes de ser liberados en el centro de detención de ICE, en Alamance.

“Nos dieron unos trajes rojos y los demás presos nos miraban con miedo porque ese color era para los que tenían delitos federales graves. Pero nosotros nunca habíamos hecho nada malo”, contó.

A Tiscareno aún se le quiebra la voz cuando recuerda su arresto la mañana del 15 de noviembre en una casa de Cary donde estaba trabajando con otros compañeros. “Llegaron varios hombres con uniforme y nos sentaron en el piso del garaje. Uno de ellos se abrió la chamarra y nos mostró su placa de ICE. En ese momento solo pensé en mis tres hijos y mi esposa”, dijo.

“La primera noche que llegué a la casa no me quería dormir, tenía miedo de que a lo mejor me despertaba en la cárcel”, dijo Tiscareno tras ser liberado.

Luis Humberto Huerta, uno de los tres hermanos que salió de prisión, también pasó angustia por su esposa y dos hijos que viven en México.

“Estuvo triste el encierro, fue muy desesperante. “Yo no sabía nada de mi familia, duraba tiempo sin poder hablar con ellos”, contó.

Durante los seis meses, las familias de estos hombres sobrevivieron como pudieron.

El hijo mayor de Martínez tuvo que dejar la escuela y ponerse a trabajar, y la esposa de Tiscareno debió volver a su empleo pese a tener niños pequeños que cuidar. Algunos de ellos no quieren luchar más y solo esperan que la corte decida sus casos para irse.

“En cuanto nos den una fecha de salida, me voy para México, no quiero pasar más por esto Fue una experiencia fea y triste”, dijo Huerta.

Tiscareno también planea el retorno. Su esposa ya había vendido todas sus cosas, pensando que él sería deportado.

“Esta experiencia me ha enseñado a valorar más la familia y a Dios. Lo material no importa nada, que me quiten todo menos a mi mujer y a mis niños”.

"Dicen una cosa y hacen otra"

El abogado Marty Rusenbluth, director del Proyecto de Derechos de Inmigrantes de Carolina del Norte, dijo que el caso de J&A Framers demuestra las contradicciones de la política de inmigración del presidente Barack Obama.

“Lo que estamos viendo es que los esfuerzos están dirigidos a castigar a los trabajadores y no a los empleadores, como debe ser”, dijo. “El gobierno de Obama no está dando buenos ejemplos de como combatir la inmigración. Dice una cosa y está haciendo lo opuesto”.

(José Cusicanqui contribuyó para este artículo)

FOTOS:

Primera imagen: El abogado Marty Rosenbluth con seis de los trabajadores liberados en Alamance.

Segunda imagen: Rafael Tiscareno con su familia en Raleigh tras ser liberado.