
Charlotte. - Un problema permanente con el personal de la División de Vehículos Motorizados (DMV) del Departamento de Transporte de Carolina del Norte (DOT) ha sido su falta de conocimientos sobre los documentos de inmigración y acerca de las disposiciones federales relacionadas con los inmigrantes.
Ignorancia sobre la lotería de visas
Una exactivista comunitaria contó a Que Pasa que en una ocasión, en la década pasada, acompañó a la oficina de DMV a una familia de sudamericanos que acababan de ingresar al país después de ganarse la lotería de visas. Buscaban la expedición de sus licencias de conducir.
“Se trataba de dos adultos y dos adolescentes mayores de 16 años. Portaban un documento federal conocido entonces como la antorcha, porque tenía grabada en el fondo la imagen de la tea empuñada por la mujer esculpida en la estatua de la libertad”.
“Los funcionarios de la DMV no solo fueron groseros con el padre de familia al que le habían otorgado la residencia permanente, junto con su familia, sino estuvieron a punto de confiscarle el original del documento”.
¿La bienvenida?
“Tuve que explicar enérgicamente, casi a gritos, a los empleados estatales que leyeran cuidadosamente lo que decía el escrito sobre la antorcha en un inglés entendible para cualquier angloparlante”.
“En el texto, el gobierno estadounidense le daba la bienvenida al país al cabeza de hogar y su familia con sus nombres completos e identificaciones (pasaportes) y los instaba a ejercer sus derechos como residentes legales de Estados Unidos”.
“En el mismo documento recomendaba presentarlo a las autoridades, federales, estatales y locales para facilitarles su nueva vida en la Unión Americana”.
“Los funcionarios de la DMV reconocieron su error a regañadientes, iniciaron el procesamiento de las licencias del grupo familiar, pero no ofrecieron disculpas a los inmigrantes sudamericanos”.
“Se justificaron diciendo que jamás habían visto una antorcha, algo vergonzoso”.
“Si yo no hubiese intervenido no les habrían iniciado los trámites de los permisos de manejar”.
Desprecio hacia los inmigrantes
La exactivista dijo que los empleados de las oficinas de las DMV de la época evidenciaban abiertamente sus prejuicios contra los inmigrantes con rasgos latinos o que hablaban inglés limitado, con acento hispano.
“No ocultaban su desprecio y los maltrataban”.
De acuerdo con la mujer, la situación en la que intervino ocurrió en una oficina de la DMV en Charlotte, una ciudad donde la interacción con los inmigrantes era frecuente y existía una mentalidad más amplia con los recién llegados.
“No me alcanzo a imaginar cómo serían los abusos contra los latinos en las oficinas del DMV en los condados rurales del estado”.
El Gringo
En los primeros años del Siglo 21, ya se publicaba en periódicos en español la columna de Jack Berryhill, conocido en la comunidad hispanohablante como “El Gringo”, quien ha ofrecido realizar trámites en las oficinas de la DMV.
Berryhill comenzó con sus asesorías respondiendo preguntas en la publicación La Verdad, después pasó a Qué Pasa-Charlotte, posteriormente a Mi Gente y también en El Progreso Hispano. En sus inicios, “El Gringo” tenía sus oficinas en Hickory, pero era buscado por inmigrantes de todo el estado.

La exactivista recuerda que Berryhill era un recurso para los inmigrantes que temían acudir a las oficinas de la DMV y ser rechazados.
“Actuaba como lo que en inglés llaman un “buffer”, que el Diccionario de Oxford define como una persona o cosa que impide que personas o cosas incompatibles o antagónicas entren en contacto o se dañen mutuamente”.
“El Gringo” iba a las oficinas, acompañaba a los latinos, tenía credibilidad entre oficiales de la DMV, les explicaba los documentos que desconocían y las nuevas medidas de inmigración”.
Renovaciones del TPS
La exactivista dijo que algunos de los retos para Berryhill fueron las renovaciones del TPS y las autorizaciones de empleo para salvadoreños, hondureños y nicaragüenses, para los que Ciudadanía e Inmigración (USCIS) ampliaba los plazos, y daba por buenos documentos con fechas caducadas.
“Los de las DMV se empeñaban en exigirles a los tepesianos los documentos actualizados, cuando les era imposible obtener por razones logísticas los nuevos permisos de trabajo”.
A Berryhill se veía obligado a llevar las copias de los comunicados de USCIS sobre las extensiones de validez de los documentos a las sedes de la DMV, para que los empleados se informaran.
El reto
El desafío que tiene la nueva disposición del Departamento de Transporte (DOT) y su División de Vehículos Motorizados (DMV), de corregir las injusticias con los inmigrantes a los que les negaron las licencias o les entregaron los permisos por tiempo limitado es que los empleados conozcan la normativa, dijo la exactivista.