Brasilia, 10 abr (EFE).- La gobernación de Brasilia comenzó a montar hoy una extensa valla metálica en los jardines frente al Congreso para separar a los manifestantes pro y contra la presidenta Dilma Rousseff que coincidan en los mismos durante la votación en el Parlamento de la apertura del juicio político contra la mandataria.

La gobernación espera que el muro separador y un amplio despliegue de policías, reforzados por miembros de la Fuerza Nacional de Seguridad, eviten enfrentamientos entre grupos favorables y contrarios al proceso para destituir la mandataria.

La valla de metal de cerca de dos metros de altura dividirá en dos la llamada Explanada de los Ministerios, un enorme terreno llano delimitado a lado y lado por las avenidas sobre las que se ubican las principales edificaciones públicas de Brasilia.

Las autoridades de Brasilia calculan que unos 300.000 manifestantes, 150.000 de cada lado, podrán coincidir en la Explanada el viernes próximo, cuando el plenario de la Cámara de Diputados comenzará a votar si le abre o no a la jefe de Estado un juicio político con fines destituyentes.

Pese a que la gobernación prohibió que los manifestantes monten campamentos en la región, no descartan concentraciones de manifestantes ya a partir de este lunes para cuando está prevista la votación de la Comisión Especial creada por el Congreso para analizar si hay méritos jurídicos para juzgar a la mandataria.

Como tanto el Gobierno como la oposición dan por hecho que la apertura del juicio será respaldada por la Comisión Especial, la previsión es que las manifestaciones sean convocadas para el viernes, cuando, según la programación inicialmente prevista, el plenario de la Cámara de Diputados iniciará una votación que puede prolongarse a sábado y a domingo.

Para evitar enfrentamientos entre los manifestantes que defienden la destitución de Rousseff y los que consideran el proceso como un golpe de Estado, las autoridades de Brasilia y la propia dirección de la Cámara de Diputados ya adoptaron medidas preventivas.

La dirección de la Cámara de Diputados de Brasil divulgó el sábado una serie de normas para restringir el acceso a su sede a partir del lunes, en tanto que el gobierno regional de Brasilia anunció la medida que prohíbe a los manifestantes montar campamentos en la Explanada de los Ministerios.

Durante las dos próximas semanas y por "razones de seguridad y de protección a las personas y el patrimonio físico, histórico y cultural de la institución", tan solo podrán ingresar a la Cámara Baja los diputados, sus colaboradores, los periodistas con credencial y los empleados de empresas que presten servicios.

Además de anunciar reglas para las manifestaciones, que incluyen la prohibición al uso de fuegos de artificio o cualquier objeto que pueda ser considerado peligroso, la gobernación determinó los locales en que podrán concentrarse los diferentes grupos.

Los partidarios del juicio político tendrán que hacerlo en un lugar próximo a la Catedral Metropolitana y los defensores de Rousseff en los alrededores del Teatro Nacional.

Entre los dos grupos habrá una zona de seguridad de cerca de un kilómetro de extensión y 80 metros de ancho que será de uso exclusivo para las fuerzas de seguridad.

La separación será reforzada con la valla metálica que comenzó a ser instalada este domingo por 30 presos autorizados a trabajar fuera de la cárcel, bajo la supervisión de la Policía.

Si la Comisión Especial de 65 diputados que analiza el posible juicio respalda este lunes por mayoría simple el informe en que su instructor recomienda darle continuidad al proceso, el caso será remitido al pleno de la Cámara de Diputados.

En caso de que la Cámara Baja también lo apruebe por mayoría calificada (342 votos de 513 posibles), el caso seguirá rumbo al Senado, cuyos 81 miembros decidirán, por mayoría simple, si dan lugar al juicio político.

De llegarse a ese extremo, Rousseff tendría que separarse del cargo por un período de 180 días, plazo que tiene el Senado para realizar el juicio y en el que sería sustituida por el vicepresidente, Michel Temer.