Río de Janeiro, 22 mar (EFE).- Odebrecht, conglomerado brasileño que actúa en 28 países, fue blanco hoy de una nueva fase de la Lava Jato, la mayor operación contra la corrupción en la historia de Brasil y que investiga gigantescos desvíos en la petrolera estatal Petrobras, informaron fuentes oficiales.

La operación de este martes movilizó 380 agentes de la Policía Federal para cumplir 110 órdenes judiciales, en su mayoría de registro, en ciudades de nueve diferentes estados brasileños.

Según un comunicado oficial, se busca desvelar una supuesta red paralela de contabilidad que tendría Odebrecht para pagar "ventajas indebidas a terceros".

La Policía Federal dijo haber descubierto en una fase anterior de la operación Lava Jato indicios de que el grupo Odebrecht se valía de una contabilidad paralela para hacer pagos sospechosos a diferentes personas, "varias de las cuales con vínculos directos o indirectos con el poder público en todas las esferas".

El material encontrado en la operación anterior indicaría que los recursos movidos en esas cuentas eran entregados a "terceros indicados por altos ejecutivos del Grupo Odebrecht en las más variadas áreas de actuación del conglomerado empresarial", según el comunicado de la Policía Federal.

La nota agrega que, para hacer tales pagos, el grupo usó operadores financieros con vínculos en el mercado paralelo de cambio de Brasil.

Las personas que puedan ser señaladas como integrantes de esta red serían acusadas de delitos como corrupción, evasión de divisas, organización criminal y lavado de dinero.

De las 110 órdenes judiciales emitidas por el juez Sergio Moro, titular del decimotercer juzgado federal de la ciudad de Curitiba y responsable por la investigación de las corruptelas en Petrobras, 4 son de detención preventiva, 11 de arresto temporal y 28 para conducir a la fuerza a acusados a prestar declaración en comisarías.

Las otras 67 órdenes son para registros en oficinas e inmuebles del grupo Odebrecht en ciudades de los estados de Sao Paulo, Río de Janeiro, Santa Catarina, Río Grande do Sul, Bahía, Piauí, Brasilia, Minas Gerais y Pernambuco.

Odebrecht, un gigante con 168.000 empleados, ventas anuales por 107.679 millones de reales (unos 29.102 millones de dólares) y que actúa en diferentes sectores pero principalmente en la construcción, es una de las cerca de veinte empresas acusadas de integrar la red de corrupción que operó en Petrobras.

Según han establecido las autoridades brasileñas, las grandes contratistas de Petrobras montaron un cartel para distribuirse los contratos de la petrolera y sobrevaloraron los negocios realizados con la estatal durante al menos una década.

Para garantizar los contratos distribuían sobornos entre varios de los directores de Petrobras y decenas de autoridades y políticos que amparaban las corruptelas.

El caso ya ha mandado a prisión a los directores de varias de las mayores constructoras de Brasil y ha salpicado a medio centenar de políticos de todos los partidos, principalmente oficialistas, entre los cuales los presidentes del Senado, Renán Calheiros, y de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha.

El último blanco de la operación es el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, a quien la Fiscalía acusa de haber recibido favores de las empresas que se favorecieron de los desvíos en Petrobras.