Buenos Aires, 15 abr (EFE).- La derrota sufrida en el primer test electoral del año en Argentina y la guerra interna desatada en la conservadora Propuesta Republicana (Pro) por la sucesión de Mauricio Macri en la alcaldía de Buenos Aires han salpicado las aspiraciones presidenciales del líder del partido.
La inesperada derrota del Pro en las primarias del pasado domingo en la provincia de Salta ha caído como un jarro de agua fría sobre Macri, estancado en la segunda posición en las últimas semanas en las encuestas que miden a los tres principales aspirantes a suceder a Cristina Fernández en la Presidencia argentina.
Una lista encabezada por el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli (oficialista), al que siguen Macri y, en tercera posición, Sergio Massa, del Frente Renovador.
Tras dos mandatos consecutivos en el gobierno de la capital, Macri, de 56 años, no puede permanecer en el cargo y pugna por dar el salto a la Casa Rosada en los comicios del próximo 25 de octubre.
Para lograrlo, debe dejar la casa en orden en el Gobierno municipal de Buenos Aires y consolidar su alianza con la opositora Unión Cívica Radical (UCR), el único partido centenario de Argentina, que le proporcionará al Pro la estructura nacional de la que carece.
En su aventura electoral se ha aliado también con la polémica Elisa Carrió, fundadora de Coalición Cívica, que ha jugado casi con todas las fuerzas políticas -desde la socialdemocracia a la izquierda y ahora a la conservadora Pro- , con excepción del kirchnerismo.
Ninguna de sus alianzas ha conseguido, hasta ahora, que despeguen sus candidatos en la provincia de Buenos Aires, distrito clave para ganar las presidenciales.
Tras el descalabro de Salta, donde el candidato del Pro a alcalde de la capital provincial, que partía como favorito en los sondeos, quedó derrotado, Macri tiene que limar asperezas en el conflicto interno que sacude al partido en la ciudad de Buenos Aires y que le ha colocado en el ojo del huracán ante las primarias del próximo 26 de abril.
Ese día los votantes macristas tendrán que elegir entre la senadora Gabriela Michetti y el jefe de Gabinete del gobierno de la ciudad, Horacio Rodríguez Larreta.
Macri, que se pronunció públicamente a favor de Larreta, fracasó en su intento de frenar la postulación de Michetti, que no ha vacilado en denunciar abiertamente el favoritismo de su antiguo jefe por su contrincante en estas primarias.
El triunfo de Michetti, experta en Relaciones Internacionales y ex vicejefa de Gobierno de la ciudad, supondría un golpe para Macri tras su apuesta pública por Larreta, economista y mano derecha del líder del partido.
«Si gana Michetti, pierde Macri», aseguran analistas locales. «El 26 gana un equipo», sostiene María Eugenia Vidal, vicejefa de Gobierno de la ciudad.
«El eventual triunfo de Michetti podría significar un reto para el liderazgo nacional de Macri. Si no puede mantener la tropa en orden en casa, donde ha habido un tiroteo importante, puede dañar su perfil nacional, que es lo que más le cuesta», apunta a Efe el analista Jorge Arias, de Polilat.
Una crisis interna seguida con mucha atención por dirigentes kirchneristas que especulan con hipótesis a largo plazo sobre un posible triunfo de Michetti en la capital y una derrota de Macri en sus carrera por el sillón presidencial.
«Si gana Michetti en la ciudad y pierde Macri en la nación, quién crees que se convertiría en la referente política del Pro», comentaba esta semana en privado un dirigente justicialista.
La pelea interna ha roto la imagen de armonía que pretende ofrecer Mauricio Macri sobre el Pro, un partido surgido tras la crisis política y económica de 2001 bajo su liderazgo y que ha logrado convertir la ciudad de Buenos Aires en su bastión electoral.
Mientras los partidos se miden a diario en las encuestas, crecen los rumores sobre un posible acercamiento del líder del Pro con Massa, aunque, de momento, ninguno quiere oír hablar de pactos ni alianzas.