Lima, 11 abr (EFE).- El primer ministro de Perú, Pedro Cateriano, nombrado a comienzos de este mes, cerró hoy una semana de encuentros con los principales líderes políticos del país en busca de lograr el voto de confianza en el Congreso y terminar con la crisis política que ha afrontado el Gobierno en las últimas semanas.
Cateriano, designado primer ministro después de que el Congreso censurara a su antecesora, Ana Jara, por un escándalo de espionaje, culminó su ronda de diálogo con una visita al alcalde de Lima, Luis Castañeda.
Durante la semana también se reunió con los expresidentes Alan García y Alejandro Toledo, los excandidatos presidenciales Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski y el fundador del Partido Popular Cristiano, Luis Bedoya Reyes.
Al término de su encuentro con Castañeda, el primer ministro manifestó el apoyo del Ejecutivo a las obras que necesita Lima, mientras que el alcalde se dirigió a los inversores para asegurarles que «hay tranquilidad, se sigue con el modelo».
Castañeda consideró «importante» que Cateriano sea un primer ministro que, según dijo, «convoca a la gente, en función de un objetivo mucho mayor, de un país mucho más justo, con futuro.»
El primer ministro tiene plazo hasta el próximo 2 de mayo para solicitar el voto de confianza del Legislativo.
En caso de que este voto sea negado y ante la censura que recibió Jara, el presidente Ollanta Humala tiene la facultad de disolver el Parlamento y convocar a elecciones legislativas.
Tras su designación y luego de que la oposición señalara que esperaría a conocer sus primeras medidas para decidir si le otorga la confianza, Cateriano inició un diálogo político que incluyó a García y Fujimori, de quienes ha sido público opositor durante años.
El primer ministro decidió salir al paso de las especulaciones y anunció que su nuevo cargo lo obligaba a cambiar de estilo como una forma de afrontar el desafío de conseguir el respaldo del Parlamento, donde el oficialismo no tiene mayoría.
El escenario de la votación se prevé difícil para el Gobierno ya que, tras una desbandada en las filas oficialistas, el fujimorismo se ha convertido con 35 legisladores en la agrupación con más representantes en el Congreso, de 130 miembros.
Tras las reuniones de esta semana, que se celebraron en privado, los fujimoristas y los apristas -partido de Alan García- han señalado que aún evalúan si otorgarán el voto de confianza al primer ministro.
Aunque Keiko Fujimori no ofreció ningún comentario tras su encuentro, García anunció que el primer ministro «puede contar» con el «respaldo democrático» del Partido Aprista «porque, más allá de las divergencias personales y políticas, está el Perú».
El primer ministro agradeció hoy la buena disposición de los líderes políticos que aceptaron su invitación y dijo que existe consenso en que el país «no se puede detener».
«No nos podemos dar el lujo de dejar de adoptar medidas para garantizar el desarrollo», enfatizó en la emisora RPP Noticias tras admitir que en Perú hay «muchos problemas por resolver» y considerar que si el Gobierno se enfoca «en el aspecto económico», esto «será muy importante para el país».
La economía peruana alcanzó en 2014 un crecimiento de 2,35 %, después de haber mantenido durante una década un promedio de 6 %, y para este año el Gobierno estima un crecimiento en torno al 4 %, un punto porcentual menos a las previsiones de fines del año pasado.
La ronda de diálogo también ha permitido descomprimir el ambiente de tensión política que ha afrontado el país desde que surgieran a inicios de año las primeras denuncias de espionaje y seguimiento a opositores del Gobierno, una práctica de la que también se ha acusado a anteriores Gobiernos.
Tras las denuncias, la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI) se encuentra suspendida en sus funciones desde el 1 de marzo pasado por decisión del presidente Humala, quien ordenó someterla durante 180 días a una reestructuración.
Con un espíritu mucho más conciliador del que esperaban sus opositores, Cateriano afirmó hoy que «en política, las circunstancias, las actitudes de las personas, cuentan mucho.»
«Esta semana ha servido para probar que los peruanos podemos sentarnos en una mesa a dialogar a pesar de las discrepancias políticas», concluyó el primer ministro.