Sao Paulo, 26 mar (EFE).- El presidente del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, Rui Falcao, afirmó hoy que la formación quiere "la paz" en medio de la grave crisis política que vive el país, pero advirtió que "no teme la guerra".

"Las manifestaciones mostraron lo siguiente: queremos la paz, pero no tememos la guerra", afirmó Falcao en un mensaje publicado en las redes sociales.

En las últimas semanas Brasil ha sido epicentro de manifestaciones a favor y en contra del Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, unas protestas que han reflejado la escalada de polarización política que se vive en las calles del país.

Falcao aseguró que el partido defenderá el "Estado Democrático de Derecho" y recalcó que "derribar" a Rousseff no garantizará la "estabilidad" en el país.

"Si creen que la estabilidad vendrá derribando a Dilma, están muy engañados. La estabilidad llegará con el fin del 'impeachment' y la posibilidad de volver a crecer", añadió.

La mandataria está amenazada por un proceso de destitución parlamentaria que ha comenzado a ser tramitado por la Cámara de los Diputados, que en las próximas semanas deberá decidir si Rousseff es sometida o no al juicio político.

Para intentar esquivar este proceso Rousseff necesita el apoyo del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), hasta ahora el principal pilar de la coalición que sostiene a Rousseff, pero que cuenta con sectores disidentes que exigen el desembarque en el Gobierno.

El PMDB, que lidera el vicepresidente Michel Temer, tomará la decisión de permanecer en el Gobierno o no el próximo martes, cuando será realizada la reunión de directorio nacional.

En las redes sociales, Falcao también volvió a defender la designación de Lula como ministro, un nombramiento que fue suspendido por un magistrado del Supremo Tribunal de Brasil que consideró que el Gobierno estaba intentando obstruir la Justicia.

Rousseff alegó que necesitaba de la experiencia de Lula para enfrentar el intento de abrirle un juicio político con fines de destitución por unas supuestas irregularidades en los balances del Gobierno en los últimos años, pero la oposición insiste en que fue nombrado ministro para conseguir el fuero privilegiado.

Lula, uno de los líderes más carismáticos de Brasil, es investigado en dos procesos por supuesta corrupción y la Fiscalía de Sao Paulo llegó a solicitar su prisión preventiva.

El presidente del PT aseguró que Lula tiene "la ficha (criminal) limpia", "por lo que no hay ninguna razón para no ser ministro".

La Corte Suprema aún tendrá que pronunciarse sobre si mantiene la sentencia que suspendió el nombramiento de Lula como titular de la cartera de Presidencia.