Asunción, 24 jul (EFE).- Activistas de Amnistía Internacional (AI) instalaron hoy una cerca simbólica alrededor de la sede de la Fiscalía paraguaya en reclamo de los derechos de los indígenas ayoreo totobiegosode, cuyo territorio ancestral denunciaron que está amenazado por la "invasión" de empresas ganaderas.
Los miembros de AI colocaron postes de madera frente a la sede, en el centro de Asunción, que estaban unidos con hilos, imitando a las vallas que las empresas instalan para apropiarse de los territorios de los indígenas, según denunciaron.
Desde Amnistía Internacional y la organización Gente Ambiente y Territorio (GAT), que trabaja sobre el terreno con los nativos, pidieron a la Fiscalía que tome medidas, como la prohibición de innovar, para proteger las tierras y a sus habitantes.
Con esa acción solicitaron también al Estado que revoque todas las licencias ambientales que permitan la explotación de recursos en los lugares en los que habitan o por los que transitan los indígenas, dijo a Efe Federico Álvarez, de 24 años, coordinador de activismo de AI.
La organización explicó que dos de las fincas inscritas a nombre de los ayoreo totobiegosode, que forman parte de su territorio ancestral y están situadas en el departamento de Alto Paraguay, en la región del Chaco, están siendo invadidas por las empresas ganaderas propietarias de las tierras vecinas.
"Dos propiedades ya tituladas, una de ellas entregada en diciembre del año pasado a los indígenas, hoy están siendo cercadas y alambradas por una empresa de nombre Itapotí, y en riesgo de ser perdidas", explicó a Efe Julio Duarte, representante legal de los nativos en esta causa.
Detalló que, de un inmueble de 26.000 hectáreas, se ha cercado un equivalente a 15.000 hectáreas, mientras que de la finca entregada a los nativos en diciembre de 2014 se han invadido el equivalente a 2.500 hectáreas.
De hecho, según GAT, la empresa ha deforestado 1.500 hectáreas de territorio ancestral indígena en 16 días, sin que hayan intervenido la Fiscalía ni la Policía.
Duarte agregó que la superficie declarada en los títulos de propiedad de las empresas colindantes con el territorio ayoreo no coincide con la real, por lo que "buscan las tierras que les faltan en el territorio declarado como patrimonio natural y cultural de los indígenas".
El abogado expresó, además, que en la zona sobre la que avanza la empresa hay dos grupos de indígenas: los que se encuentran en contacto reciente, que abandonaron el bosque en 2004 por la presión de la deforestación, y sus parientes directos que se encuentran en aislamiento voluntario, lo que los convierte en el último pueblo indígena no contactado de América fuera de la Amazonía.
"Si ellos tienen sus reglas y quieren vivir aislados, tienen derecho, y el Estado debe velar por los territorios que habitan", expresó a Efe Sandra Taboada, de 25 años, activista de Amnistía Internacional.
La ONG lanzó esta semana una acción urgente de recolecta de firmas en todo el mundo para exigir al Estado paraguayo que actúe para salvaguardar las vidas y los territorios de los ayoreo.
Las tierras amenazadas se localizan en el extremo norte del núcleo del territorio ayoreo totobiegosode, una superficie que integra la región del Gran Chaco, la segunda superficie boscosa más extensa de Suramérica, calificada como reserva de la Biosfera por la Unesco.
El territorio ayoreo es uno de los últimos remanentes de bosques vírgenes en el lado paraguayo del Chaco, un ecosistema único en América, compartido entre Paraguay, Argentina, Bolivia y Brasil, amenazado en la última década por el rápido avance de la deforestación.