Londres, 22 may (EFE).- El informe sobre los motivos que llevaron al Reino Unido a intervenir en la guerra de Irak, que se publicará el 6 de julio, arrojará un veredicto "absolutamente brutal" sobre la mala gestión británica en la invasión de ese país en 2003, según informa hoy The Sunday Times.

Ese esperado documento, conocido como "informe Chilcot" -por John Chilcot, el funcionario a cargo de la investigación-, provocará "daños a las reputaciones" de personas como el ex primer ministro laborista, Tony Blair, el que fuera titular de Exteriores, Jack Straw y el antiguo responsable del MI6, Sir Richard Dearlove.

El periódico cita una fuente -que no identifica- con acceso a dos de los autores del informe, que reveló que Blair "no se escapará fácilmente" en relación a que el político laborista ofreció supuestamente apoyo militar británico al entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, un año antes de la invasión.

También será muy criticada, según esa fuente, la gestión de Dearlove, el que fuera responsable de los servicios de inteligencia británicos MI6 y otros jefes de los servicios secretos.

Parte de las críticas más duras contenidas en el documento van dirigidas al exministro de Asuntos Exteriores, Jack Straw, y a los generales a cargo de la administración de Basora y otras grandes áreas del sur de Irak después de la invasión.

"(El informe) Será absolutamente brutal para Straw. Cómo se fue fraguando la guerra es muy crucial", señaló la fuente, que aseguró que el contenido del documento "dañará las reputaciones de varias personas, Richard Dearlove también, Tony Blair y otros".

Agregó que el informe "contará que realmente hicimos un desastre de las consecuencias".

La sección dedicada a la retirada británica de Basora en 2007 se describe como "vergonzosa".

Sobre Straw, se espera que se le critique por la calidad del personal que envió a gestionar la administración civil en Irak y por la falta de recursos que se les asignó.

"Enviamos a gente sin experiencia. Se puso a personas en posiciones en las que no podían tener éxito. No sabíamos bien lo que hacíamos. Después de la invasión, lo encontramos mucho más difícil de lo que habíamos esperado", agregó.

La investigación fue puesta en marcha en junio de 2009 por el entonces primer ministro, el laborista Gordon Brown, para evaluar el papel del Reino Unido en el conflicto de Irak entre 2001 (dos años antes de la invasión de ese país) y 2009, uno de los capítulos más controvertidos de la etapa como jefe del Ejecutivo británico de Blair (1997-2007).

Los investigadores han evaluado las declaraciones de unos 150 testigos y han analizado más de 150.000 documentos del Gobierno, así como material de otras fuentes públicamente disponibles.

Los familiares de los 179 militares británicos que murieron en Irak entre 2003 y 2009 tendrán acceso al documento antes que el público general.