Moscú, 14 abr (EFE).- El presidente ruso, Vladímir Putin, aseguró hoy al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que los sistemas de misiles S-300 que Moscú suministrará a Irán no suponen una amenaza para Israel.

En una conversación telefónica, Putin "destacó el hecho de que por sus características táctico-técnicas, los S-300 son estrictamente defensivos y no representan una amenaza para la seguridad de Israel y de otros países de Oriente Medio", informó el Kremlin.

Ante la "inquietud" expresada por el líder israelí, Putin le explicó "la lógica" que le guió a la hora de levantar ayer la prohibición de suministrar esas baterías antiaéreas a Teherán, señala la nota oficial.

Por su parte, según la prensa israelí, Netanyahu replicó que el envío de los S-300 únicamente aumentará la agresividad de Irán y pondrá en peligro la seguridad de toda la región de Oriente Medio.

La decisión del jefe del Kremlin fue criticada por el ministro israelí de Inteligencia y Asuntos Estratégicos, Yuval Steinitz, quien alertó de que Teherán apostará por el "rearme" tras el pacto nuclear recién suscrito con Occidente.

Según los expertos, los S-300 permitirán a Irán hacer frente a una posible invasión o ataque aéreo masivo israelí o estadounidense con cazas de la clase Stealth, helicópteros, bombarderos y misiles balísticos y de crucero.

Israel siempre se ha mostrado contrario al suministro de armamento ruso a Teherán, como en 2005, cuando Irán compró los también sistemas antiaéreos Tor M-1, contrato que Israel describió como una "puñalada en la espalda".

Según fuentes diplomáticas iraníes citadas por medios rusos, el ministro de Defensa iraní, Huseín Dehgan, viajará mañana a Moscú para acordar las condiciones del suministro de esos sistemas antiaéreos.

"Se espera que Moscú y Teherán den rápidos pasos para el suministro a nuestro país de estas baterías, que son consideradas una parte importante de nuestro sistema defensivo", informó una fuente iraní a la agencia oficial rusa RIA Nóvosti.

Mientras, el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolái Pátrushev, pronosticó hoy que los plazos dependerán de los constructores rusos, pero que en todo caso se necesitará "medio año, como mínimo, para completar el trabajo".

Según los expertos, el decreto de Putin está motivado en particular por la necesidad de evitar el pago de 4.000 millones de dólares por incumplimiento de contrato después de que Irán denunciara a Rusia ante el Tribunal de Arbitraje de Ginebra por suspender la operación en 2010 tras las sanciones impuestas Teherán por la ONU.

Además, Rusia quiere adelantarse a Occidente a la hora de impulsar la cooperación comercial con Irán antes de que Teherán cierre en junio el acuerdo sobre su programa nuclear con las grandes potencias.