Berlín, 11 may (EFE).- Moscú y Kiev lograron hoy en Berlín alcanzar un acuerdo para frenar la violencia en el este de Ucrania, pero se mostraron incapaces de hacer avanzar el apartado político del proceso de paz pergeñado en el Acuerdo de Minsk.

Al término del encuentro entre los ministros de Exteriores de Rusia y Ucrania, Serguéi Lavrov y Pavló Klimkin, y con la mediación de sus homólogos alemán y francés, Frank-Walter Steinmeier y Jean-Marc Ayrault, el anfitrión habló de un encuentro con luces y sombras.

A juicio de Steinmeier, en la reunión se lograron "claros pasos adelante" para rebajar la violencia en el este de Ucrania, mientras que las posiciones de Rusia y Ucrania con respecto a los puntos de carácter político incluidos en el Acuerdo de Minsk siguen estando "muy distantes".

"La seguridad y los avances de las negociaciones, por un lado; y el proceso político con dificultades y sin un acuerdo claro, por el otro lado. Por eso digo que el balance es mixto", resumió Steinmeier.

Si se implementase lo acordado en este encuentro, argumentó el alemán, y se consiguiese hacer "duradera" la tregua que se acordó para la semana santa ortodoxa, se daría un "gran paso adelante".

"La seguridad no lo es todo en el este de Ucrania. Pero sin seguridad tampoco se puede conseguir nada", afirmó Steinmeier, satisfecho de los avances en este ámbito.

El ministro indicó que Rusia y Ucrania han acordado crear zonas de seguridad, desmilitarizar parte del frente, comunicar las prácticas militares de ambos lados para evitar malentendidos y permitir un acceso completo a los observadores de la OSCE.

Además, se ha diseñado un mecanismo de consultas entre la OSCE y los expertos militares de ambas partes para permitir una supervisión más rápida de la evolución del conflicto.

Sin embargo, el apartado político del Acuerdo de Minsk sigue siendo impracticable para las partes, con la celebración de elecciones locales en el este de Ucrania como principal escollo.

Moscú exige que los vecinos de las regiones de Donetsk y Lugansk elijan cuanto antes a sus representantes en las urnas, mientras que Kiev subraya que para que se celebren los comicios es preciso poder garantizar antes unos mínimos de seguridad.

Las posiciones en este tema, reconoció Steinmeier, siguen "muy distantes" tras el encuentro de hoy en Berlín, el décimo que tiene lugar en este formato a cuatro.

El titular de Exteriores alemán apeló a las partes para que en los "próximos meses" sigan buscando "compromisos" y que su "disposición" a llegara a acuerdos siga siendo reconocible.

El ministro de Exteriores ucraniano, que también compareció ante los medios, culpó a Moscú de la falta de avances en el ámbito político y considero que varias "cuestiones críticas" sobre el Acuerdo de Minsk no se han podido resolver por la "incapacidad" y la "falta de voluntad" de Rusia.

Con respecto a las elecciones, aseguró que la seguridad es "clave", que debe lograrse "primero" y que debe ser un "requisito previo" a la convocatoria.

A su juicio, tiene que garantizarse la seguridad durante la campaña, en la jornada electoral y después para que los comicios puedan tener lugar según manda la constitución ucraniana, esto es, que todos los ciudadanos puedan elegir y ser elegidos con libertad.

El encuentro de hoy se celebró después de que Steinmeier advirtiese tanto a Moscú como a Kiev de que, con su incapacidad para avanzar en la hoja de ruta de Minsk, amenazaban con deslegitimar el proceso en su conjunto.

Además, dejó entrever que Francia y Alemania, que median entre las partes desde hace dos años, están empleando con "mucho esfuerzo" en las negociaciones y desean ver avances.

El Acuerdo de Minsk se firmó en febrero de 2015 entre los presidentes de Rusia y Ucrania, Vladimir Putin y Petró Poroshenko y gracias a un maratoniano esfuerzo negociador de la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande.

Los avances desde entonces, escasos, sólo se han producido en el ámbito militar y se han caracterizado por su lentitud y los frecuentes altibajos.

Naciones Unidas estima que desde que en abril de 2014 se iniciara el conflicto en el este de Ucrania han muerto unas 9.000 personas.