Beirut, 13 abr (EFE).- Cuarenta años después del inicio de la guerra civil en el Líbano (1975-1990), centenares de personas se congregaron hoy en el Museo de Beirut, donde pidieron no repetir los errores del pasado.
Paralelamente, muchos políticos lanzaron llamamientos a no olvidar las experiencias pasadas y no involucrarse en crisis ajenas.
En el Museo de Beirut, estudiantes, artistas, activistas de la sociedad civil y religiosos respondieron al llamamiento de la ONG «Dar Alegría», que había convocado este año la concentración bajo el lema «Volver a dar colores al Líbano».
En mitad de la puerta principal de ese establecimiento se instaló una bandera con los colores del arco iris, un mapa del Líbano de un lado y del otro una representación del Parlamento con la inscripción «128 que no dan colores».
El mensaje se refiere a los miembros del Parlamento que no logran elegir al presidente del país, puesto vacante desde el pasado 25 de mayo, por desavenencias entre ellos.
El acto estuvo marcado por bailes con los que niños representaron su rechazo a la guerra.
Además, tuvo lugar una actuación en la que un padre explicó a su hija el porqué de la guerra, para que no vuelvan a repetir los errores cometidos por los que participaron en ese conflicto.
Otras manifestaciones similares tuvieron lugar a lo largo de todo el país, una de ella en la sede del Ministerio de Educación.
Entretanto, algunos políticos también rememoraron la efeméride.
El líder druso Walid Yumblat reconoció que su actuación durante el conflicto armado no fue «equilibrada ni objetiva».
«Representé a una de las facciones animada por el odio y el fanatismo», dijo en alusión sobre todo a que combatió a la ex milicia cristiana Fuerzas Libanesas, expulsando a los miembros de esa comunidad de la montaña en 1983.
«Aconsejo a mi hijo Taymur (que lo sucederá eventualmente en mayo como diputado y líder de su comunidad) y a los jóvenes libaneses que desconfíen de la violencia y la ignorancia», dijo Yumblat, según informaron medios libaneses.
Por su parte, el ex primer ministro Saad Hariri declaró que «nunca más» permitirán que la guerra «vuelva a suceder».
«No hemos puesto fin a nuestra guerra civil, haciendo caer a nuestro país en el brasero de las guerras árabes. No podemos proteger al Líbano si no impedimos que los incendios que nos rodean nos alcancen o si continuamos arrojándonos a sus llamas», manifestó en un comunicado de su oficina de prensa.
Para el ministro de Asuntos Sociales, Rachid Derbas, «llegó el momento de ser más conscientes y estar alerta para no caer en el mismo agujero una vez más», dijo en declaraciones a la cadena de televisión MTV.
La guerra libanesa sesgó la vida de 150.000 personas, mientras que unas 17.000 continúan desaparecidas.
A pesar de los sufrimientos pasados y de la destrucción de gran parte del país, los libaneses continúan hoy divididos sobre todo respecto al conflicto sirio, ya que una parte es favorable al régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, mientras que la otra se opone a él.