Viena, 10 may (EFE).- Un día después de la sorpresiva dimisión del canciller federal austríaco, Werner Faymann, un desorientado Partido Socialdemócrata de Austria (SPÖ) ha comenzado a buscar un líder capaz de parar el ascenso de la ultraderecha, a menos de dos semanas de unas cruciales elecciones presidenciales.

En la segunda vuelta presidencial del 22 de mayo parte como favorito el candidato del ultraderechista y euroescéptico Partido Liberal (FPÖ), Norbert Hofer, quien ganó contra pronóstico con un 35 por ciento la primera ronda del pasado 24 de abril.

"El SPÖ busca una nuevo rumbo, al igual que todos los partidos socialdemócratas europeos", explicó hoy a Efe el director de Ciencias Políticas del Instituto de Estudios Avanzados de Viena (IHS), Johannes Pollak.

Para este politólogo, la dimisión de Faymann se debe al desastroso resultado de la primera ronda presidencial, en la que el candidato socialdemócrata obtuvo solo el 11,2 % de apoyos.

Además, el pasado 1 de mayo el entonces canciller fue abucheado por militantes del propio partido durante su discurso por el Día de los Trabajadores, algo inédito en las filas socialdemócratas.

El motivo de las críticas parece ser el cambio de rumbo en la respuesta a la crisis de los refugiados, que llevó a Faymann de una política de "puertas abiertas" a la defensa de vallas y controles fronterizos para detener la llegada de inmigrantes.

Los socialdemócratas lideran desde 2006 la llamada "gran coalición" que forman con el Partido Popular ÖVP.

El vicecanciller, el democristiano Reinhold Mitterlehner, ha asumido ahora las riendas del ejecutivo hasta que el SPÖ encuentre a quien sustituya a Faymann.

Mitterlehner aseguró hoy que el ejecutivo buscará consensos más amplios para los desafíos políticos del país, emprenderá reformas económicas y mantendrá la actual línea dura en migración.

Socialdemócratas y democristianos ven con preocupación como la base social de coalición se erosiona ante el ascenso del FPÖ, que ofrece respuestas sencillas a desafío complejos y quien marca la agenda política desde la oposición.

El FPÖ cuenta en las encuestas con mas del 30 % de la intención de voto, mientras que la gran coalición que ha regido Austria durante 42 de los últimos 71 años superaría apenas el 40 % en caso de celebrarse elecciones.

Ambos partidos en el poder han descartado que la renuncia de Faymann lleve a elecciones anticipadas antes del final de la legislatura, en 2018, sabedores de que una cita con las urnas ahora llevaría al poder al FPÖ.

La ultraderecha, conocida por sus lemas de rima simplona y tintes xenófobos, como "Daha'm statt Islam" (Lo de casa en lugar del islám) o "Heimatliebe statt Marokkaner-Diebe" (Amor a la patria en lugar de ladrones marroquíes) ha ganado popularidad tras la llegada de 90.000 refugiados en 2015, algo más del 1 % de la población.

El FPÖ defiende crear una seguridad social sólo para austríacos y ha denunciado el supuesto incremento de la criminalidad por la llegada de refugiados, lo que las estadísticas oficiales desmienten.

La formación, que se define como "el partido social-patriótico", aúna un ideario nacionalista con generosos servicios sociales, pero sólo para los austríacos.

El partido "ha sido muy hábil a la hora de convencer a los austríacos de que sus puestos de trabajo y su identidad están en peligro", destaca Johannes Pollak del IHS.

Austria, durante años el país con menor paro en Europa, ha bajado ahora al séptimo lugar con el 5,9 % de desempleo -según Eurostat- y la gente tiene la sensación de "perder pie en el mercado laboral", agrega el analista.

Los socialdemócratas están también divididos entre quienes demandan mantener el "cordón sanitario" frente al FPÖ -como demandaba Faymann- y quienes piden buscar acuerdos con la ultraderecha en aspectos comunes, como políticas sociales.

El líder interino y principal "peso pesado" del partido, el alcalde de Viena, Michael Häupl, defiende que los socialdemócratas no cooperen con la ultraderecha.

Sin embargo, eso no ha evitado que el SPÖ pacte ya con los derechistas en el gobierno regional de Burgerland, al este del país.

La figura que más suena para asumir la dirección del SPÖ y del Gobierno es Christian Kern, de 50 años, director general de la compañía pública de ferrocarriles ÖBB y cuya gestión y capacidad comunicativa ha despertado elogios.

Su principal rival, Gerhard Zeiler, tiene 60 años y fue director de la emisora pública de radio y televisión austríaca ORF y preside actualmente el consorcio mediático "Turner International".