Harare, 3 ago (EFE).- Tras el anuncio oficial de la victoria del presidente de Zimbabue, Emmerson Mnangagwa, en los comicios del pasado lunes, la oposición ha mantenido hoy sus denuncias de amaño electoral y ha calificado el resultado de "ilegítimo, ilegal y fraudulento".

Así se expresó el principal candidato opositor, Nelson Chamisa, quien reiteró el mensaje que ha ido repitiendo en estos últimos días, asegurando que él es el verdadero ganador de las presidenciales, según un supuesto recuento alternativo que no ha querido publicar por razones "legales y políticas".

La Comisión Electoral de Zimbabue (ZEC) confirmó esta madrugada la victoria electoral de Mnangagwa, que obtuvo algo más de 2,4 millones de votos (el 50,8 %), de manera que evitó ir a una segunda vuelta al cumplir con el requisito de obtener, como mínimo, la mitad de los sufragios más uno.

Chamisa, por su parte, recibió 2,1 millones de votos (el 44,3 %).

En una rueda de prensa en Harare, el candidato del opositor Movimiento por el Cambio Democrático (MDC) reiteró que los resultados anunciados son "falsos" y, aunque no divulgó las pruebas que asegura poseer, afirmó que el recuento alternativo de su partido demostraría su triunfo con 2,3 millones de votos.

El plazo para impugnar los resultados termina en siete días y, aunque Chamisa evitó confirmar si acudirá a la Justicia, adelantó que buscará "la anulación de esos resultados" y tomará "todas las medidas posibles", en las que trabaja su "equipo legal".

"Incluso si vamos a los tribunales, tenemos muchas pruebas de cómo se amañaron estas elecciones. Daremos las pruebas en el momento oportuno", dijo Chamisa, quien mencionó razones "legales y políticas" para no entregar unos informes que supuestamente probarían que Mnangagwa no habría alcanzado los 2 millones de votos.

Sin embargo, la Red de Apoyo a las Elecciones en Zimbabue (ZESN), una respetada organización dedicada a la supervisión electoral en este país, publicó hoy un informe en el que asegura que los resultados de la ZEC entran dentro de las estimaciones que manejaban, aunque reclamó a la Comisión que publique los resultados de todos los colegios electorales para garantizar la transparencia.

Mucho más calmado se mostró el candidato vencedor, quien compareció ante los medios en el palacio presidencial para defender la integridad del proceso electoral y prometer que será "el presidente de los que me votaron y también de los que no".

"Prometo ser un presidente que escuche, que se merezca vuestra confianza. Todos queremos lo mismo: ser más fuertes como país. Por eso, pido a todos que mantengan la calma y la paz, porque todos somos hermanos", agregó Mnangagwa.

En respuesta a las acusaciones de Chamisa, el presidente electo aseguró que su principal rival electoral "tiene un papel crucial que jugar en el país", y recordó que "cualquier partido político puede impugnar los resultados de las elecciones ante los tribunales".

Sobre las violentas protestas en las calles de Harare, que dejaron al menos seis muertos tras la intervención de la Policía y el Ejército, el mandatario anunció una "investigación independiente".

Durante la jornada, las felicitaciones a Mnangagwa por su victoria fueron llegando tímidamente y, aunque por ahora solo hayan trascendido las de cuatro países, dos de ellos figuran entre sus principales aliados: Sudáfrica y China.

El presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, pidió a "todos los líderes políticos y al pueblo de Zimbabue que acepten el resultado de las elecciones" y reclamó a quienes no estén de acuerdo con ello que "sigan los cauces legales proporcionados por la Constitución y la ley electoral".

En líneas similares se manifestó el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Geng Shuang: "Como país aliado de Zimbabue, pedimos a las partes involucradas que prioricen los intereses del país y del pueblo y que respeten la elección hecha por el pueblo de Zimbabue".

"Esperamos que la comunidad internacional se una a nosotros para contribuir al sostenimiento de la paz y del desarrollo en Zimbabue", agregó.

El principal objetivo de Mnangagwa en estos comicios era conseguir una victoria que le legitimase ante la comunidad internacional, que pareció mirar a otro lado durante el proceso de su ascenso al poder tras derrocar al expresidente Robert Mugabe.

Este proceso electoral es histórico para esta nación de África meridional debido a que es el primero desde su independencia, en 1980, al que no concurría Mugabe, quien gobernó Zimbabue desde ese mismo año hasta su dimisión, forzada tras un golpe militar en noviembre de 2017.