Nairobi, 8 jun (EFE).- El presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, y su homólogo somalí, Hassan Mohamud, emitieron hoy un comunicado conjunto en el que garantizaron que ambos países trabajarán para una repatriación «ordenada, humana y digna» de los refugiados que viven en Kenia desde hace décadas.
Hace poco más de una semana el Gobierno keniano anunció que pretendía cerrar el campo de refugiados de Dadaab, que acoge a más de 300.000 somalís, antes del próximo mes de noviembre por una «cuestión de seguridad nacional», pues las autoridades aseguran que muchos ataques de Al Shabab en Kenia se organizaron allí.
El lunes el presidente de Somalia visitó el campo de Dadaab y explicó que su Gobierno está preparado para acoger a los refugiados que viven allí desde hace dos décadas, además de agradecer a Kenia su «generosidad y hospitalidad».
Sin embargo, el comunicado solo especifica que las repatriaciones se harán bajo la tutela del acuerdo tripartito que firmaron los gobiernos de Kenia y Somalia con la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR), pero sin mencionar un plazo de tiempo concreto como sí habían hecho las autoridades kenianas.
El comunicado conjunto es el resultado de la visita oficial de tres días a Kenia por parte del presidente Mohamud durante la cual ambos mandatarios han discutido temas como la mencionada repatriación de los refugiados, los vuelos entre ambos países y el progreso de la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM).
Las fuerzas de seguridad han señalado a Dadaab como base de operaciones de militantes del grupo terrorista Al Shabab, que se mezclan entre los refugiados para planificar los atentados que luego cometen en Kenia.
No es la primera vez que el Gobierno keniano amenaza con cerrar el campo de Dadaab, pero la medida ha cogido más fuerza tras la masacre del grupo islamista en la Universidad de Garissa en abril de 2015, que se cobró la vida de 148 personas.
Somalia vive en estado de guerra y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré, lo que dejó al país sin Gobierno y en manos de milicias y señores de la guerra.
Desde el inicio de la transición democrática en 2004, el Gobierno Federal de Somalia ha tenido que hacer frente primero a la amenaza de la Unión de Tribunales Islámicos (hasta 2006) y luego a la del grupo islamista radical Al Shabab, afiliado a Al Qaeda, que a día hoy todavía controla grandes partes del centro y del sur del país.
Estos 25 años de conflicto continuado han provocado casi un millón de refugiados -la mayoría de los cuales viven en Kenia, Yemen y Etiopía- y otro millón de desplazados internos, según datos de ACNUR.