Jerusalén, 19 oct (EFE).- Israel convocó hoy al embajador francés en Tel Aviv para que dé explicaciones sobre una propuesta de Francia ante el Consejo de Seguridad de la ONU que aboga por el despliegue de fuerzas internacionales en la Explanada de las Mezquitas.

"Pensamos que la iniciativa francesa no sirve para estabilizar la situación y no la consideramos útil, por eso queremos hablar con el embajador francés", explicó a Efe el portavoz de la cancillería israelí, Emanuel Nahshón.

El embajador de Francia en Israel, Patrick Maisonnave, ha sido convocado esta mañana a una reunión en la sede del Ministerio de Exteriores en Jerusalén con el director general adjunto para Asuntos Europeos, Aviv Shirón, y con el responsable de Organizaciones Internacionales, Roni Leshno, precisó el portavoz.

Preguntado sobre si la iniciativa francesa ha provocado enojo en el Gobierno israelí y si son comunes este tipo de convocatorias, Nahshón precisó que "cuando hay situaciones de este tipo, sí".

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, mostró el domingo su rechazo a la formulación de la propuesta gala, que dijo, ignora la instigación palestina, y manifestó que sólo su país puede preservar el "statu quo" en el recinto sagrado para musulmanes y judíos.

"Israel no puede aceptar el proyecto de resolución francés ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. No menciona la incitación palestina; no menciona el terrorismo palestino, y llama a la internacionalización del Monte del Templo (como denominan los judíos al recinto sagrado)", aseguró Netanyahu.

Francia trata de sacar adelante una declaración presidencial del Consejo de Seguridad que llame al despliegue de observadores internacionales en los lugares santos de Jerusalén, particularmente en la Explanada, a fin de garantizar el mantenimiento del "statu quo".

Las autoridades palestinas han acusado a Israel de tratar de cambiar el "statu quo" en la Explanada de las Mezquitas por las cada vez más abundantes visitas de judíos nacionalistas que pretenden rezar en el lugar.

Israel ocupó el recinto, que estaba bajo control jordano, junto al resto de Jerusalén Este, en la Guerra de los Seis Días de 1967.

Desde entonces, mantiene el control de la seguridad en el lugar mientras que el patrimonio islámico está bajo custodia de Jordania en virtud de un acuerdo por el que únicamente los musulmanes están autorizados a orar en el lugar.