Trípoli, 20 jul (EFE).- Milicianos islamistas afines al gobierno rebelde de Trípoli son los supuestos responsables del secuestro de cuatro trabajadores italianos de una constructora afincada en Libia, reveló hoy a Efe una fuente de Seguridad en la ciudad de Sabrata.
Según esta fuente, los cuatro trabajadores estarían en manos de un grupo del denominado «Yeis al-Kabil» (Ejército de las Tribus), uno de los grupos incluidos en la plataforma armada «Fajr Libya», que lucha a favor del gobierno cesante.
«Se ha abierto una investigación y se ha detenido al chófer que conducía el vehículo en el que viajaban los secuestrados para conocer las circunstancias en que se produjo el incidente», agregó la fuente en esta ciudad del oeste del país.
Esta información no ha sido confirmada ni desmentida hasta el momento por otros fuentes, al igual que ningún grupo ha asumido la autoría del secuestro, confirmado hoy por el Gobierno italiano.
En un comunicado, el Ministerio italiano de Asuntos Exteriores explicó que estos ciudadanos son empleados de la sociedad Bonatti y trabajaban en una empresa constructora en el complejo que la multinacional petrolera ENI tiene en la localidad libia de Mellitah.
Una unidad de crisis en el ministerio se ocupa del asunto y está «en constante contacto con las familias de los compatriotas y con la empresa Bonatti», agregó.
El comunicado añadía que el ministerio ya había advertido de la situación de «extrema dificultad del país», que llevo al cierre de la Embajada en Libia el pasado 15 de febrero y a recomendar a todos los italianos que abandonaran el territorio libio.
Libia es un estado víctima del caos y la guerra civil desde que en 2011 la comunidad internacional contribuyera al éxito del alzamiento contra el régimen dictatorial del coronel Muamar el Gadafi.
Desde entonces, el país está dividido, con dos gobiernos que luchan por el control de los recursos naturales apoyados por antiguos miembros del anterior régimen gadafista, islamistas, líderes tribales y señores de la guerra que trafican con armas, drogas y personas.
De la división se benefician grupos yihadistas afines al EI y a Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), que en los últimos meses han ampliado su poder en influencia en el país.