Dublín, 25 feb (EFE).- Irlanda del Norte celebra unas elecciones anticipadas el próximo 2 de marzo marcadas por el relevo generacional en el nacionalista Sinn Féin y el impacto que tendrá sobre el proceso de paz el "brexit", apoyado por el mayoritario Partido Democrático Unionista (DUP).

Se trata de los comicios más importantes que afronta la provincia británica desde la firma del acuerdo de paz del Viernes Santo en 1998, según ha asegurado durante la campaña la ex ministra principal norirlandesa y líder del DUP, Arlene Foster, quien se posicionó a favor de la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) en el referéndum del pasado 23 de junio.

La dirigente unionista acude a las urnas tras perder la jefatura compartida del Gobierno de Belfast debido a que su adjunto, el histórico líder de Sinn Féin Martin McGuinness, dimitió a principio de este año por un caso de corrupción en la gestión de la política de energías alternativas, que ha salpicado de lleno a Foster.

La caída del Ejecutivo autónomo de Belfast, de poder compartido entre protestantes y católicos, obligó al Gobierno británico a suspender la autonomía y convocar al electorado norirlandés, por segunda vez en casi once meses, a unos comicios regionales.

Y aunque las encuestas prevén que DUP y Sinn Féin -antiguo interlocutor del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA)- volverán a ser las formaciones más votadas, el contexto político ha cambiado radicalmente en apenas un año.

Foster y McGuinness formaron gobierno en mayo de 2015, pero las tensiones entre ambos partidos han ido creciendo desde entonces, hasta desembocar en la dimisión del nacionalista, quien poco después anunciaba también que abandonaba definitivamente la política por graves problemas de salud.

Antes de marcharse, el "número dos" de Sinn Féin y comandante del IRA durante parte del pasado conflicto, acusó al DUP de corrupción y lo tachó de arrogante e intolerante por su posición respecto a cuestiones como la lengua gaélica o los derechos de colectivos minoritarios.

Mientras tanto, la sorprendente victoria del "no" a la permanencia de Reino Unido en el bloque comunitario ha acentuado las diferencias entre los dos grandes partidos de Irlanda del Norte, cuyo electorado votó mayoritariamente en contra del "brexit" en la consulta del pasado de junio.

A ambas formaciones les une el deseo de que el divorcio entre Londres y Bruselas no dañe al proceso de paz, que se ha beneficiado durante estos años de los fondos económicos comunitarios destinados, por ejemplo, a programas de reinserción de paramilitares o de reconciliación.

Tampoco quieren el restablecimiento de una frontera estricta entre las dos jurisdicciones de la isla de Irlanda, cuya invisibilidad no solo ha reforzado las relaciones comerciales entre Belfast y Dublín, sino que también ha contribuido a acercar a sus habitantes gracias a la libre circulación de bienes y personas, que podría anularse si Reino Unido abandona el mercado único.

No obstante, Sinn Féin ve el "brexit" como una oportunidad para impulsar su histórico objetivo de reunificar Irlanda a través de un referéndum, que, según su presidente, Gerry Adams, podría ser convocado por los Gobiernos de Londres y Dublín en un futuro muy próximo.

En virtud del Acuerdo del Viernes Santo, el ministro británico para Irlanda del Norte tiene poderes para celebrar una consulta si existen evidencias que confirmen un cambio en la opinión pública de la autonomía respecto a su estatus constitucional.

Con el final del conflicto, el Sinn Féin y el IRA reconocieron que solo lograrían la reunificación persuadiendo con la política a una parte de la comunidad protestante-unionista y en dentro de esa estrategia encajaría la sustituta de McGuinness al frente del partido en el Ulster, Michelle O'Neill, de 40 años y sin conexiones con la lucha armada.

Su llegada al poder se interpreta como el comienzo del proceso de relevo de la vieja guardia republicana, hasta el punto de que ha puesto incluso el foco sobre la jubilación de Adams.

Aunque el carismático presidente del Sinn Féin siempre ha negado su pertenencia al IRA, oscuros episodios del pasado le sitúan en lo más alto del movimiento republicano, lo que ha contribuido, según los observadores, a frenar el crecimiento del partido en el sur de la isla y a mantener el rechazo de los norirlandeses que aspira a seducir para su causa.

Para Foster, la "opción más clara" en las urnas este 2 de marzo es DUP o Sinn Féin e independientemente del resultado, sostiene, los dos partidos están obligados a negociar para formar un nuevo Gobierno y recuperar la autonomía.

La cuestión es saber cuánto tiempo tardarán en ponerse de acuerdo, teniendo en cuenta que los problemas que provocaron la caída del Ejecutivo siguen ahí y que las consecuencias del "brexit" son todavía impredecibles.

Javier Aja