Budapest, 24 jun (EFE).- El Gobierno húngaro negó hoy que vaya a rechazar la devolución de los solicitantes de asilo que entraron a la UE a través de Hungría y después se trasladaron a otro Estado comunitario, una medida que anunció ayer y que supondría el incumplimiento de la normativa comunitaria.

"No se planteó la suspensión de la aplicación de ninguna legislación comunitaria", aseguró el ministro de Exteriores húngaro, Peter Szijjarto, en un encuentro con periodistas en el que no admitió preguntas.

Szijjarto aseguró que su país respetará todas las leyes comunitarias pese a no estar de acuerdo con normas como Dublín III, que establece que los solicitantes de asilo pueden ser devueltos al país por el que entraron a la Unión Europea.

El Gobierno conservador húngaro anunció ayer en un comunicado que suspendía de forma unilateral y por tiempo indeterminado la aplicación del Reglamento de Dublín, argumentando que "el sistema de asilo de Hungría está sobrecargado".

Sin embargo, el ministro insistió hoy en que no hay suspensión de ninguna norma y aseguró que el país centroeuropeo "cumple todas sus obligaciones comunitarias".

"Esta presión migratoria causa a Hungría graves problemas técnicos y de capacidad. Todos nuestros colaboradores trabajan en la frontera sur para poder cumplir con todas las leyes comunitarias, entre ellas el Reglamento Dublín III", afirmó hoy Szijjarto.

Según el ministro, "Austria y otros diez países comunitarios quieren devolver a Hungría a inmigrantes ilegales. No estamos de acuerdo".

El titular de Exteriores argumentó que esos inmigrantes no han entrado en la UE a través de Hungría, sino que lo han hecho a través de Grecia y por ello deberían ser enviados a ese país.

Austria anunció hace dos semanas que iba a dar prioridad a los llamados "casos Dublín", que suponen una cuarta parte de todas las solicitudes de asilo, e iba a poner en práctica las expulsiones de esos solicitantes.

En lo que va de año, Hungría ha registrado más de 60.000 solicitudes de asilo, principalmente de refugiados que han entrado desde Serbia.

Sin embargo, la mayoría de esos refugiados no se quedan en Hungría, sino que siguen su camino hacia países más ricos como Austria y Alemania.

Budapest ha anunciado la construcción de una valla de 175 kilómetros de longitud y 4 metros de altura en la frontera con Serbia, un proyecto para el que se han presupuestado 20 millones de euros.