Budapest, 10 sep (EFE).- El Gobierno húngaro anunció hoy que estudiará la semana próxima si declara el "estado de crisis por la inmigración masiva", al tiempo que el Ejército inició unas maniobras para prepararse en caso de que se le exija apoyar a la Policía en la vigilancia de las fronteras.

La posibilidad de declarar el "estado de crisis" se debatirá en una reunión del Ejecutivo nacionalista el próximo martes, cuando entren en vigor las leyes que endurecen las penas por entrar de forma ilegal en el país, explicó el ministro húngaro de Gobernación, János Lázár

En situaciones de crisis, que puede durar hasta seis meses, el Estado puede intensificar los controles fronterizos, y la Policía y el Ejército asumir las tareas de registrar a los solicitantes de asilo.

Según Lázár, las nuevas medidas legales y un procedimiento acelerado sobre asilo harán que la situación cambie a partir de la semana que viene.

Reiteró que Budapest considera a Serbia y Grecia países seguros en los que se puede solicitar asilo, por lo que se aplicarán "otras reglas del juego" a los refugiados que llegan a Hungría procedente de aquellos Estados la próxima semana.

"Esperamos que los inmigrantes busquen otras vías", concluyó el ministro.

En la misma línea se expresó el titular de Exteriores, Peter Szijjarto, quien advirtió de que Budapest comenzará a devolver a Serbia a todos aquellos refugiados que no obtengan asilo en Hungría, aunque no especificó a partir de qué fecha.

"Registraremos a todos aquellos que presenten la solicitud de asilo y luego llevaremos a cabo el procedimiento. Si la decisión es positiva, el refugiado puede quedarse y, si no, lo devolveremos desde dónde ha llegado", declaró Szijjarto al semanario serbio "Novi Magazin".

La intención de Hungría de sellar su frontera meridional ha hecho que miles de refugiados que permanecen en Serbia se apresuren y quieran cruzar la frontera antes del próximo martes, como demuestra el hecho de que ayer se registrara un nuevo récord de llegadas, con 3.321 personas.

Una señal de la carrera contrarreloj entre los refugiados y el Gobierno es que Budapest anunció que cerrará, también para el 15 de septiembre, el único espacio en la alambrada de concertinas (cuchillas) que erigió en su frontera sur.

Por allí entran a diario miles de refugiados siguiendo las vías férreas, pues es el único espacio abierto que queda, para permitir el paso de los trenes.

Más de 175.000 personas han entrado en el país en lo que va de 2015, aunque en su inmensa mayoría siguen camino a Europa Occidental.

Como país en primera línea de la oleada de refugiados que siguen la ruta de los Balcanes, Hungría asegura que debe reforzar su frontera para contener el flujo de llegadas.

El Ejército también ha iniciado unas maniobras para estar preparado, en caso de que se le requiera para vigilar la frontera.

"Si el Ejército va a ser movilizado en la defensa de la frontera, solo podrá hacerlo con soldados preparados", aseguró el jefe del Estado Mayor, Tibor Benkö.

El Gobierno húngaro presentó hace dos semanas un proyecto de ley que prevé la movilización del Ejército para apoyar a la Policía, pero aún debe ser aprobado en el Parlamento en próximas fechas.

Se prevé que, una vez aprobada esa iniciativa, se movilicen unos 3.800 soldados.

La legislación saldrá adelante sin problemas, gracias a la amplia mayoría absoluta del partido conservador del primer ministro húngaro, Viktor Orbán.

Entretanto, en la vecina Austria, que aplica con Alemania una política de puertas abiertas para los refugiados, las numerosas llegadas obligaron a interrumpir el transporte ferroviario con Hungría.

"La ÖBB (ferrocarriles austríacos) debe interrumpir transitoriamente el tráfico de trenes con Hungría, debido a la masiva sobrecarga" de convoyes procedentes de ese país, explicó la empresa en un comunicado.

La interrupción no sólo afecta a los trenes con Hungría, sino también a varias conexiones regionales hacia zonas fronterizas con ese país.

La compañía estatal aseguró que está trabajando para poder mantener un tráfico ferroviario estable.

La pasada madrugada entraron en Austria procedentes de Hungría unos 3.000 refugiados, que están siendo llevados a estaciones en Viena desde las que proseguir su viaje.

Los cientos de refugiados que están llegando se suman a los que ya esperan en las estaciones, desbordando tanto la capacidad de albergarlos como de embarcarlos en trenes hacia Alemania.