Amiens (Francia), 3 mar (EFE).- El presidente francés, François Hollande, y el primer ministro británico, David Cameron, escenificaron hoy una imagen de unidad en la gestión de la presión migratoria, especialmente visible en los últimos días en los campamentos de inmigrantes de Calais.

La inmigración fue el asunto más destacado de la cumbre franco-británica que tuvo lugar en Amiens (norte de Francia), en la que los dos líderes y varios de sus ministros también mostraron sintonía en aspectos como la cooperación contra el terrorismo, la defensa o la energía nuclear.

Los campamentos de la región de Calais, donde se concentran inmigrantes con la esperanza de pasar de forma clandestina desde este puerto francés al Reino Unido, se han convertido en una espina en la relación bilateral entre París y Londres.

Pero los dos mandatarios se esforzaron en manifestar su acuerdo en que hay que mantener la firmeza en el control fronterizo, tanto en el puerto marítimo como en la entrada del túnel ferroviario que cruza el Canal de la Mancha, y en que hay que mejorar las condiciones humanitarias de los refugiados en territorio francés.

Francia, que es la que soporta esa presión, quería una contribución financiera suplementaria del Reino Unido, que se traducirá en 22 millones de euros más a lo largo de 2016, que se suman a los 82 millones que ya invirtió el año pasado.

Servirán para impermeabilizar todavía más la frontera, convertida en un enjambre de vallas, agentes y detectores de movimiento, pero también para mejorar las condiciones humanitarias de los inmigrantes, que París quiere distribuir de forma paulatina en diversos centros oficiales repartidos por toda Francia.

El socialista Hollande y el conservador Cameron lanzaron el mensaje en dirección a los inmigrantes de que Calais no es ya una opción para pasar al Reino Unido de forma clandestina.

Lo hicieron mientras las excavadoras por cuarto día consecutivo trabajaban en el desmantelamiento del campamento de inmigrantes de Calais, conocido como "la jungla" y que se ha convertido en el símbolo de la desesperación de los desplazados.

Las imágenes de un grupo de iraníes que se cosieron los labios en protesta por la actitud de las autoridades galas simbolizó su rechazo a las alternativas de Francia y a renunciar al paso al Reino Unido.

Cameron se mantuvo firme en su política de que los refugiados deben pedir el asilo en el primer país europeo en el que entren, aunque cedió en lo que se refiere a los menores no acompañados, para quienes prometió una más rápida entrada en su país si se demuestra que tienen familiares allí.

Los dos líderes también pidieron una gestión europea del problema migratorio, lo que pasa por ayudar a los países más afectados y atacar el problema de raíz, con soluciones a los conflictos que provocan los desplazamientos de población.

En este sentido, constataron avances en la tregua en Siria, aunque ambos consideran que Damasco y su aliado ruso mantienen reticencias a discutir con la oposición moderada.

Pidieron que se forme lo antes posible un Gobierno de unidad nacional en Libia para evitar que desde ese país se nutran las columnas de refugiados hacia Europa.

En el terreno militar, la cooperación se concretó en un programa de drones de combate, en el que ambos países invertirán 2.000 millones de euros hasta 2025.

Pero toda la cooperación puede sufrir importantes cambios si los británicos deciden abandonar la Unión Europea (UE) en el referéndum que se celebrará el próximo 23 de junio.

Sin querer influir en la opinión de los británicos, Hollande aseguró que el llamado "brexit" tendría "consecuencias" en el acceso al mercado único, sobre las plazas financieras, el desarrollo económico o la circulación de las personas.

Y también "en la gestión de los flujos migratorios", indicó el presidente francés, que no fue sin embargo tan lejos como su ministro de Economía, Emmanuel Macron, que en una entrevista al "Financial Times" llegó a asegurar que con un Reino Unido fuera de la UE Francia ya no contendría en Calais a los inmigrantes que buscan entrar en ese país.

"Mantendremos nuestras relaciones amistosas", aseguró Hollande ante Cameron, en un intento de que nada enturbie la "entente cordiale" que atraviesan las relaciones entre ambos países.

Por Luis Miguel Pascual