Atenas, 10 abr (EFE).- Las negociaciones entre el Gobierno griego y sus socios europeos, tensadas ante un posible ultimátum de Bruselas a Atenas, se interrumpen hasta la próxima semana, cuando se retomarán para tratar de alcanzar un acuerdo previo al Eurogrupo.
Las celebraciones de la Pascua ortodoxa paralizan los trabajos de los grupos técnicos que recogen en Atenas los datos específicos que sirvan para concretar las reformas que el Gobierno debe aplicar y que aún negocian ambas partes.
Tampoco hay previstas reuniones a nivel político en Bruselas y está previsto que las negociaciones se retomen el próximo martes con el fin de lograr un principio de acuerdo antes de la reunión informal que los ministros de Economía y Finanzas mantendrán en Letonia el día 24.
Con este objetivo ayer se habló de un posible ultimátum de los países de la eurozona a Grecia para que presente nuevas medidas sobre los asuntos en que existen las mayores disensiones: finanzas, pensiones, legislación laboral y privatizaciones.
La Comisión Europea (CE), que forma junto al Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) las instituciones acreedores de Grecia, afirmó que agradecería si el país y sus socios europeos consiguen acercar posturas antes del Eurogrupo, pero rehusó hablar de ultimátum.
«Seguimos trabajando con las otras instituciones y las autoridades griegas. Estamos progresando y prevemos más (avances) en los próximos días y las próximas semanas», señaló al respecto el portavoz comunitario Margaritis Schinas en la rueda de prensa diaria de la Comisión Europea (CE).
De no existir tal llamada de atención, en la práctica el calendario de negociaciones no da mucho más margen a Grecia, pues según el acuerdo del 20 de febrero con el Eurogrupo estaba previsto que el Gobierno del primer ministro griego, Alexis Tsipras, acordase con las instituciones un listado de reformas específicas a finales de abril.
Restando las festividades de la Pascua ortodoxa, que finaliza el lunes próximo, y la reunión de primavera del FMI, que congregará a todos los representantes de las instituciones en Washington del 17 al 19 de abril, quedan apenas seis días de trabajo.
En este escenario los principales escollos para que las conversaciones avancen se centran en cuatro ámbitos.
En el terreno financiero, habría desacuerdo sobre las previsiones de gastos e ingresos del Estado, pues los representantes de las instituciones considerarían que las estimaciones del Ejecutivo heleno respecto a la recaudación serían demasiado optimistas.
En cuanto a las pensiones, los acreedores no verían con buenos ojos la intención del Gobierno de restaurar la paga extraordinaria para las pensiones inferiores a 700 euros y su negativa a establecer una meta de déficit cero en las arcas de las pensiones complementarias, como exigía la antigua troika.
En materia laboral, el Ejecutivo tampoco estaría dispuesto a aceptar la liberalización completa del despido en el sector privado.
Sobre las privatizaciones, Atenas plantea un modelo distinto al del Ejecutivo anterior en que el Estado mantenga una participación mayoritaria, con el objetivo de garantizar el respeto de las leyes laborales y medioambientales.
El Ejecutivo de Tsipras ha insistido en que no aplicará ninguna medida que pueda agravar la recesión como el recorte de salarios y pensiones y los despidos de empleados públicos.
En su lugar, las reformas priorizan la lucha contra la evasión fiscal, para lo que ya ha aprobado una amnistía fiscal que ha resultado en 147 millones de euros en ingresos y una ley que permite devolver a plazos las deudas con Hacienda y la Seguridad Social, y contra la corrupción y el contrabando de combustible y tabaco.
Lograr un acuerdo con los socios permitiría a Atenas recibir los 7.200 millones de euros que quedan pendientes del segundo rescate así como los 1.900 millones que reclama al BCE por el rendimiento de los bonos helenos, lo que supondría un alivio para sus acuciantes problemas de liquidez.
Desde el Gobierno se respira optimismo como mostró el ministro de Estado encargado de la coordinación del trabajo gubernamental, Alekos Flaburaris, quien dijo que «el día 24 habrá 100 % un acuerdo», aunque precisó que los prestamistas mantienen una línea dura.
«Seguro que van a pagar (los socios europeos). No es posible destrozar la eurozona porque alguien o algunos quieran aumentar el IVA de Mykonos y Santorini», aseguró en alusión al aumento de este impuesto que las islas tienen reducido.