El Cairo, 8 may (EFE).- Las autoridades de la cárcel central de Hama, en el centro de Siria, han cortado el agua y la electricidad a los 800 presos amotinados para intentar sofocar esta revuelta que comenzó a principios de mayo.
Según informó hoy el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, los reos sufren una muy mala situación humanitaria por lo que la falta de luz y agua solo empeora su estado.
A esto se suma que se dieron varios casos de asfixia después de que las fuerzas de seguridad lanzaran gases lacrimógenos para tratar de acabar con el motín.
La plataforma opositora Coalición Nacional Siria (CNFROS) advirtió ayer del peligro de que los guardias cometan una «masacre» en la prisión de Hama.
Las fuerzas del régimen tienen rodeados los edificios donde se encuentran los presos y el pasado día 6 lanzaron un asalto contra uno de ellos al suspenderse las negociaciones.
Durante esta semana, al menos 46 reos han sido puestos en libertad en varias tandas, según el Observatorio.
La rebelión se originó por el retraso en el juicio de algunos detenidos y el traslado de algunos prisioneros a la cárcel de Seidnaya, al norte de Damasco.
La cárcel de Hama ha sido escenario en varias ocasiones de disturbios, uno de ellos el pasado agosto, cuando estalló un motín que finalmente fue sofocado por las fuerzas de seguridad.