Argel, 13 abr (EFE).- Representantes de seis de las fuerzas que luchan por el poder en Libia se reúnen hoy en Argel bajo el auspicio de la ONU, sólo horas después de que Trípoli haya sido escenario de dos ataques contra las embajadas de Corea del Sur y Marruecos en Trípoli.

La reunión para avanzar en la consecución de un alto el fuego que permita la formación de un gobierno de consenso nacional, liderada por el enviado especial de la ONU para el conflicto en Libia, Bernardino León, ha estado precedida por los ataques en los que murieron dos guardias de seguridad y otro resultó herido.

Según el Ministerio de Interior del gobierno rebelde en Trípoli, hombres armados a bordo de un vehículo sin matrículas ametrallaron el domingo la sede diplomática asiática -matando a dos personas e hiriendo a otra- mientras que un artefacto explosivo estalló frente a los muros de legación magrebí a medianoche sin causar víctimas.

El primero de los atentados fue reivindicado por la rama libia del Estado Islámico (EI) a través de una grabación en internet difundida por la plataforma de investigación antiterrorista norteamericana SITE.

Horas después, la ONU volvió a lanzar un llamamiento para que cesen los combates en el este del país, donde milicias islamistas afines al gobierno cesante en Trípoli y soldados leales al Ejército regular libio, controlado por el Parlamento internacionalmente reconocido en Tobruk, luchan desde hace meses por hacerse con el control de la ciudad de Bengazi, la segunda en importancia del país.

Las tropas regulares, al mando del antiguo general gadafista Jalifa Hafter, también avanzan desde hace semanas hacía Trípoli, en cuyos alrededores se encuentran, tanto desde el oeste como el este de la ciudad.

Libia es un estado fallido, víctima de la guerra civil y el caos, desde que en 2011 la comunidad internacional apoyara el alzamiento rebelde contra la dictadura de Muamar al Gadafi.

Desde las últimas elecciones, el poder esta dividido entre el gobierno de Trípoli y el de Tobruk, a quienes apoyan distintos grupos islamistas, señores de la guerra, líderes tribales y contrabandistas de petróleo, armas, personas y drogas.

En medio, avanzan también grupos yihadistas como el Estado Islámico, afincado en Siria e Irak, y la Organización de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), la más influyente del norte de África.