Túnez, 23 ene (EFE).- El primer ministro tunecino, Habib Essid, presidió hoy un consejo extraordinario de Ministros destinado a buscar una solución a las protestas sociales que durante la última semana han vuelto a exigir empleo y mejoras salariales.

Según medios locales, durante la reunión el gabinete estudió las vías para poner en práctica mejoras sociales incluidas en el paquete de medidas que el presidente del país, Beji Caid Essebsi, prometió anoche a la población.

Las protestas comenzaron a principios de esta semana en las zonas rurales de la provincia suroccidental de Kasserine, empobrecida y afectada por la acción de los grupos yihadistas que se esconden en el vecino monte Chambi, en la frontera con Argelia.

Las manifestaciones, que comenzaron como un simple arrebato de indignación social, fueron rápidamente manipuladas por grupos de extrema derecha asociados al antiguo régimen y movimientos radicales salafistas para generar violencia.

La situación se hizo tan peligrosa el jueves que Essid se vio obligado a abandonar la cumbre de Davos y regresar de inmediato al país.

Su primera medida fue decretar el viernes un toque de queda en todo el país, en vigor desde las 20.00 horas (local, 18.00 GMT) a las 5.00 de la madrugada (3.00 GMT).

Las protestas se producen en medio de la crisis que sacude al partido Nida Tunis, mayoritario en la coalición de gobierno, que se partió días atrás y perdió la mayoría que tenía en la Cámara en favor de sus socios, los islamistas moderados de An Nahda.

Días antes, Essid había ordenado una remodelación del gobierno en la que los islamistas ganaron peso.

Cinco años después de la revolución que derrocó la dictadura de Zinedin el Abedin ben Ali, la violencia yihadista, el paro, el alza de los precios, la frustración por la lentitud de las reformas y el retroceso de algunos derechos con la excusa de la seguridad amenazan el progreso de la única primavera árabe que no ha fracasado.