Islamabad, 12 feb (EFE).- El príncipe heredero de la corona saudí, Mohamed bin Salman, viajará este fin de semana a Pakistán, donde anunciará millonarias inversiones para ayudar a su tradicional aliado, que se enfrenta a una posible crisis de pagos a causa del déficit comercial y a una deficiencia de divisas.
Una fuente del Ministerio de Exteriores paquistaní, que pidió mantener el anonimato, informó a Efe de que Bin Salman llegará a Islamabad el sábado por la tarde acompañado de una delegación de 630 personas, y abandonará el país el domingo por la noche.
El príncipe saudí firmará con el primer ministro paquistaní, Imran Khan, acuerdos económicos por valor de 20.000 millones de dólares, según la fuente, que no explicó en qué sectores ni proyectos consiste la inyección económica.
Sin embargo, el consejero en Comercio e Inversiones de Khan, Razak Dawood, explicó ayer a periodistas que los dos países firmarán acuerdos en petróleo, energía renovables y minería.
«Es muy posible que se firme un acuerdo de 3.000 millones de dólares en una refinería con pagos aplazados», dijo Dawood.
Pakistán atraviesa un duro momento económico con un déficit presupuestario del 6,6 % del producto interior bruto (PIB), un déficit comercial y una deficiencia de divisas, por lo que negocia con el Fondo Monetario Internacional (FMI) un préstamo de hasta 12.000 millones de dólares.
Arabia Saudí se comprometió el pasado octubre a conceder un préstamo de 3.000 millones de dólares durante un año y facilidades para el pago aplazado a importaciones petroleras.
Por su parte, Emiratos Árabes Unidos (EAU) anunció en diciembre que depositará 3.000 millones de dólares en el Banco Central de Pakistán.
Bin Salman llega a Islamabad con su imagen manchada por el caso del homicidio del periodista Jamal Khashoggi en octubre pasado en el consulado de su país en Estambul, al que había acudido para obtener documentos que necesitaba para poder casarse.
Las autoridades turcas responsabilizan a un equipo de 15 agentes saudíes que viajó a Estambul, estranguló al periodista y descuartizó su cuerpo antes de emprender un vuelo de regreso a Riad.
Tras rechazar en un principio las acusaciones, Arabia Saudí admitió que Khashoggi fue matado en su legación diplomática, pero hasta hoy niega la implicación de las autoridades del reino.
La Fiscalía saudí ha detenido a 22 personas relacionadas con el caso y varias de ellas podrían ser condenadas a la pena de muerte.
Nada de ello parece pesar sobre la visita a Pakistán, cuyo Ministerio de Exteriores «ha apreciado» el «compromiso» del Gobierno saudí por abrir un proceso judicial para hallar a los culpables de la muerte del periodista.