Roma, 14 abr (EFE).- El antiguo gran jefe de la mafia siciliana, la Cosa Nostra, Salvatore «Toto» Riina, fue absuelto hoy del cargo de instigador que se le atribuía en el atentado contra el tren rápido «904», en el que murieron 16 personas, en el trayecto entre Nápoles (sur) y Milán (norte) en la noche de Navidad de 1984.
Los magistrados del Tribunal Penal de Florencia consideraron que Riina «no cometió el acto», y así ha quedado reflejado en la sentencia absolutoria leída hoy por el presidente del tribunal, Ettore Nicotra, según informan los medios locales.
El excapo mafioso no asistió al tribunal para escuchar el fallo sino que prefirió seguir el juicio entero por videoconferencia desde la prisión de Palermo (Sicilia), donde cumple condena por más de cien asesinatos, en particular de los jueces Paolo Borsellino y Giovanni Falcone.
La sentencia rechaza así el argumento defendido por la fiscal de Florencia, Angela Pietroiusti, de que Riina era responsable de la masacre, pues como jefe de la organización mafiosa habría dado la orden de ejecutar el atentado.
El suceso ocurrió el 23 de diciembre de 1984 cuando un potente artefacto estalló en el interior del tren mientras éste atravesaba la estación del municipio de Vernio, en el norte de Italia, entre las ciudades de Florencia y Bolonia.
En este atentado, llamado por la prensa italiana como la «Matanza de Navidad», murieron 16 personas y 267 resultaron heridas.
Por la masacre fueron condenados como instigadores del atentado el capo Pippo Caló, alias «Salamandra», y Guido Cercola, considerado el «brazo derecho» de Caló; mientras que como autores materiales fueron castigados el neofascista Franco D’Agostino y el alemán Friedrich Schaudinn, este último acusado de ser el constructor del artefacto explosivo.
Según defendieron algunos abogados durante el proceso judicial celebrado en 1989, el atentado fue una «feroz respuesta» de la mafia a las revelaciones del mafioso «arrepentido» Tommaso Buscetta, que acabó colaborando con la Justicia y que, entre otras cosas, implicó en el caso al primer ministro italiano, Giulio Andreotti.
Con dicha acción, según estas hipótesis, la mafia trató de distraer la atención de las fuerzas de seguridad del Estado, mientras que los neofascistas emplearon el atentado como un nuevo factor desestabilizador.
Riina fue detenido en enero de 1993 y trasladado a la penitenciaría de Uccidarone (Palermo), donde cumple condena por los asesinatos de los jueces Borsellino y Falcone, ambos en 1992, además de por otro centenar de homicidios.
Dado su alto grado de peligrosidad, se encuentra sometido a un severo régimen de aislamiento, conocido en Italia como «41 bis», que comprende la vigilancia las 24 horas al día e impide cualquier contacto con el exterior.
A sus 84 años, el jefe de la familia de los «Corleonesi» acumula trece condenas a perpetuidad, aunque esto no ha impedido que siga ejerciendo su poder, pues el pasado año algunos medios italianos publicaron fotografías que demostraban que continuaba amenazando desde la prisión al fiscal de Palermo, Antonino di Matteo.