Jerusalén, 10 oct (EFE).- El ataque ultraderechista y antisemita en Alemania ha despertado el fantasma del nazismo en Israel, que alerta contra el aumento del antisemitismo en Europa y específicamente la cuna de la ideología que trató de aniquilar al pueblo judío.

"El nazismo no está muerto hoy en día. Tiene descendientes, y estos se llaman neonazis. El odio a los judíos sigue existiendo", lamenta a Efe Judy Baumel Schwartz, profesora del Departamento de Historia Judía de la Universidad israelí de Bar Ilan.

Esta experta destaca que lo que está ocurriendo con el antisemitismo "en Alemania y en el resto del mundo es horrible. Hay una enorme cantidad de ataques en los últimos años", que cifra solo en ese país en "más de cuatrocientos" solo en la primera mitad del pasado año.

"En Francia se repiten los ataques, en Italia uno de cada cinco ciudadanos reconoce que tiene opiniones antisemitas. Hungría y Polonia son de los pocos países europeos en los que los judíos pueden ir cubiertos con kipá (solideo), pero no sabemos cuanto durará", deplora.

El comentarista Eldad Beck es aún más duro en su columna de este jueves en el diario conservador Israel Hayom: "Alemania se ha convertido de nuevo en un lugar peligroso para los judíos".

"Todo esfuerzo para negar esta realidad -por las autoridades, los líderes de la comunidad judía o inmigrantes israelíes que intentan vender el mito de una 'Alemania diferente'- se estampan contra la horrible realidad diaria, que es producto de una industria de negacionismo y represión", denuncia.

En el país en que el nazismo ascendió al poder "los judíos se han convertido de nuevo en presa fácil", alerta y considera que "no pasa casi una semana sin ataques" contra esta comunidad.

Los judíos "que llevan kipá, tienen bucles laterales (en el pelo), llevan una estrella de David en el cuello o hablan hebreo ya no pueden salir seguros de sus hogares, ni pueden reunirse en instituciones judías sin miedo de ser un objetivo allí o de camino a ellas".

Beck culpa a la "increíble indulgencia que las autoridades alemanas muestran una y otra vez contra quienes perpetran ataques contra los judíos".

El autor del ataque del miércoles en la localidad alemana de Halle (este), identificado por la prensa local como Stephan B., de 27 años, iba fuertemente armado, y una grabación muestra cómo profirió diatribas antisemitas, machistas y negacionistas, achacando a los judíos ser "la raíz de todos los problemas" y criticando a los "extranjeros de mierda".

En un primer momento se dirigió con un rifle a la sinagoga, donde fieles conmemoraban la jornada más sagrada del judaísmo, Yom Kipur o el Día de la Expiación. Pero no logró abrir las puertas y entonces mató a una mujer que pasaba por la calle y a un hombre que estaba en un local de comida turca cercano.

El Museo del Holocausto, Yad Vashem, ve en la mortal agresión "un nuevo recordatorio de que el antisemitismo es evidente de forma alarmante en todo el mundo" y pide a los líderes de la comunidad internacional que declaren que "en la sociedad global post-Holocausto no hay lugar para el antisemitismo, el racismo o la xenofobia".

También advierte sobre la "fragilidad de las sociedades democráticas" y subraya la necesidad de reafirmar perpetuamente su compromiso con "la tolerancia, el pluralismo y los derechos humanos".

El presidente israelí, Reuvén Rivlin instó este jueves, al igual que en la jornada anterior, a Alemania a "llevar a cabo una guerra dura e intransigente contra el antisemitismo y sus consecuencias", y alertó de que este "levanta una y otra vez su cabeza en Europa y en todo el mundo".

"El antisemitismo no es solo un problema judío, amenaza con destruirnos a todos", dijo el jefe del Estado, que señaló este jueves que llamará por teléfono a su homólogo alemán, Frank-Walter Steinmeier, para tratar la cuestión.

Baumel Schwartz considera que "el supremacismo blanco y el antisemitismo" están muy conectados, porque estos ultras no ven como blancos a los judíos, que son a menudo considerados "el arquetipo del otro".

Y afirma que "la corriente de odio hacia los judíos en Europa" nació como una cuestión religiosa, ya que "empezó con los cristianos hace 2000 años, cuando estos acusaron a los judíos de matar a Jesús".

Ana Cárdenes

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