Beirut, 15 mar (EFE).- En cinco años de guerra, la ciudad de Deraa, en el sur de Siria, ha pasado de ser la "cuna de la revolución" a una urbe fracturada en dos por el conflicto, donde sus habitantes luchan para sobrevivir en medio de combates y bombardeos.

Las primeras protestas antigubernamentales en Siria, que luego dieron paso a la contienda, nacieron en esta localidad conservadora próxima a la frontera con Jordania.

El activista Omar al Hariri, portavoz de la opositora Oficina de Documentación de Mártires de Deraa, recuerda en declaraciones a Efe por internet aquellas primeras manifestaciones en las que participó.

"Las marchas comenzaron porque unos jóvenes hicieron unos grafiti antigubernamentales en la calle y fueron arrestados. Entonces, algunos dignatarios de Deraa y líderes tribales, muy respetados por la gente, fueron a visitar al director de la rama de la Inteligencia Política, el general Atef Nayib", rememora Hariri.

Nayib, primo del presidente sirio, Bachar al Asad, rechazó las demandas de sus interlocutores y "les habló mal", lo que causó la ira de las familias de Deraa, asegura el activista.

Hariri destaca que Deraa es una región tribal, donde priman los valores tradicionales, por lo que el hecho de que Nayib no tratara de forma adecuada a los dignatarios, algunos de ellos ancianos, sentó mal a la gente.

En consecuencia, "el primer viernes tras esa reunión varios manifestantes salieron a la calle después del rezo en las mezquitas del distrito de Deraa al Balad, donde fueron detenidos los jóvenes", apunta el activista.

Desde esta ciudad, las manifestaciones se expandieron a otras poblaciones de la provincia, y de ahí dieron el salto a otras partes del país.

En opinión de Hariri, "el desastre fue que el presidente Al Asad no abordó el origen del problema y no castigó al general Nayib, lo que condujo a la organización de más protestas, y después a los muertos y la represión".

Nadie anticipaba en Deraa el conflicto armado que vendría después, tan solo los ancianos que habían vivido en la época del presidente Hafez al Asad (1971-2000), padre del mandatario actual.

"Mi abuelo tenía mucho miedo y, de hecho, me advirtió de que nos arrestarían a todos", indica Hariri, que fue detenido durante cuatro meses por su activismo político.

Dos meses más tarde, el Ejército desplegó sus carros de combate en los sitios donde había protestas, entre ellos Deraa.

A partir de ese momento todo cambió: "La ciudad ha estado expuesta de forma sistemática a bombardeos y ha habido un gran desplazamiento de personas a Jordania", afirma Hariri.

El director del Organismo General opositor para los Servicios Urbanos de Deraa, Ramzi Abu Nabut, evoca con añoranza los viejos tiempos de antes de la guerra cuando la localidad se lucraba del comercio y la agricultura.

"Había muchas compañías de transporte por su proximidad con la frontera jordana, y bastante turismo interior, porque tenemos un museo nacional y muchos parques", precisa Abu Nabut en una conversación telefónica con Efe.

La ciudad tiene dos distritos principales que son Deraa al Balad y Deraa al Mahata, que actualmente sirven de división entre la zona bajo el control del régimen y la de la oposición.

"Deraa al Balad se corresponde con los barrios antiguos y está casi por entero bajo el dominio opositor. Es la parte con más daños por los bombardeos y la caída de los cohetes", subraya.

Según los datos de los que dispone Abu Nabut, la urbe ha pasado de tener 120.000 habitantes a contar con 70.000 en las áreas en manos de las autoridades y 30.000 en las que están en poder de la oposición.

En Deraa al Balad, los servicios brillan por su ausencia después de cinco años de conflicto, porque "las infraestructuras están destruidas", dice Abu Nabut: "Las escuelas están abiertas parcialmente, solo dos horas y media al día".

Desde su organismo, se dedican a la limpieza de calles y a reparar los servicios afectados por la violencia, como la red de saneamiento de agua.

Aun así, la tarea que tienen por delante es enorme, ya que, resalta Abu Nabut, el 70 % de los edificios de Deraa al Balad están destruidos.

Hace ocho meses, el Frente Sureño, una agrupación de facciones vinculada al rebelde Ejército Libre Sirio (ELS), lanzó una ofensiva para conquistar los barrios controlados por las autoridades en Deraa, que fue repelida por las fuerzas armadas.

El alto el fuego de las últimas semanas ha traído un respiro a los vecinos de Deraa, que no obstante no confían en que el cese de las hostilidades sea duradero.