Berlín, 29 abr (EFE).- Alemania y Austria apelaron hoy a la responsabilidad de Italia para contener el flujo de inmigrantes y refugiados que se dirigen al norte de Europa tras partir de las costas libias, una vez que se encuentra bajo control la ruta de los Balcanes Occidentales.

En una rueda de prensa en Potsdam, cerca de Berlín, junto a su homólogo austriaco, Wolfgang Sobotka, el ministro alemán de Interior, Thomas de Maizière, declaró que lo que ocurra en el paso fronterizo de Brennero, entre Italia y Austria, "depende en primer lugar de Italia".

Sobotka se reunió ayer con su homólogo italiano, Angelino Alfano, con el que abordó los planes de Austria de establecer una alambrada fronteriza y controles para evitar la entrada de inmigrantes y refugiados desde Italia.

Según el ministro alemán, "Italia es consciente de la seriedad de la situación" y de que debe contribuir a que el espacio Schengen siga en pie.

Alemania y Austria, agregó, coinciden en que "en la frontera norte de Italia no se puede repetir una situación como la de la ruta de los Balcanes en otoño pasado".

Por su parte, Sobotka afirmó que "Austria es consciente de lo que significa Brennero para Austria, Italia y también para la UE".

La situación que se dibuja ahora "es una tarea italiana", coincidió el ministro austríaco, quien subrayó la necesidad de "una solución europea".

Hasta que esa solución no llegue, recalcó, Austria "tomará medidas preventivas" en las que "el Estado de Derecho será el baremo esencial", como es "esencial" también, añadió, que "ningún socio exija demasiado al otro" y que "todos tiren de la misma cuerda".

De Maizière subrayó que "ya no existen diferencias de opinión entre Alemania y Austria" a la hora de gestionar la crisis de los refugiados y aseguró que cualquier disputa en torno a esa política "se acabó".

"La ruta de los Balcanes está controlada", agregó de Maizière en referencia al cierre de facto de esa vía, lo que ha rebajado de forma considerable la cifra de solicitantes de asilo que llegan a territorio alemán.

De Maizière volvió a expresar su rechazo a la "política de puertas abiertas", que "fomenta la tendencia a venir de fuera de la Unión Europea hacia Europa", y ratificó que el objetivo es "reducir de forma permanente y sostenible la cifra de refugiados, sobre todo en las fronteras exteriores".