Andrea Caballero de MingoLisboa, 10 dic (EFE).- Café A Brasileira, El Mundo Fantástico de la Sardina Portuguesa o la Pastelería de Belem son tres de los negocios tradicionales lusos que con la crisis del coronavirus reivindican la autenticidad y la vuelta a los orígenes como mecanismo para sobrevivir a las pérdidas provocadas por la pandemia.

Las restricciones de movilidad y la ausencia de turistas en el país luso, que supera los 325.000 infectados por Covid-19 y más de 5.100 fallecidos, han provocado que estos negocios típicos vean descender sus facturaciones y, una vez más, busquen reinventarse para sobrevivir en un sector que, según la Confederación de Turismo luso, perderá el 58 % de sus locales antes de la primavera de 2021.

ANTE LA CRISIS, AUTENTICIDAD

En 2019, la famosa Pastelería de Belem, que elabora desde su fundación en 1837 los míticos pasteles de hojaldre rellenos de crema, vendía una media de 20.000 dulces al día a los turistas que visitaban el Monasterio de los Jerónimos o la tradicional torre.

"Ahora vendemos unos 4.000 o 5.000 pasteles diarios", explicó a Efe Miguel Clarinha, gerente del local, quien subrayó que "las ventas están sufriendo muchísimo" debido a la ausencia de unos turistas que antes hacían cola frente a la entrada, rodeada de vallas que ahora permanecen casi siempre vacías.

"Lo estamos pasando muy mal, como todo el sector", denunció Clarinha, quien recalcó que, con las restricciones de fin de semana o la sangría de empleos perdidos, "los clientes nacionales también vienen menos".

Los pasteles, elaborados con una receta distinta que hace que fuera de Belem se llamen pasteles de nata, pueden verse expuestos en otro de los locales más emblemáticos de la capital, el Café A Brasileira, fundado en 1905 y situado en Chiado, a pocos pasos de la Plaza del Comercio de la capital lisboeta.

"A Brasileira es uno de los cafés más antiguos de Lisboa y siempre tiene personas", señaló Sónia Felgueiras, directora de Márketing del Grupo El Valor del Tiempo, quien subrayó que, debido al coronavirus, "muchos portugueses regresaron, ya que hay un espacio para ellos, para que se sientan en casa".

El Grupo también adquirió en 2015 la firma Comur, conservera local situada en Murtosa, a pocos kilómetros de Aveiro (litoral centro), la Venecia portuguesa, y que actualmente tiene 22 establecimientos repartidos por todo el país, uno de ellos inspirado en el circo.

"La sardina es como el circo, popular y noble", explicó Felgueiras, quien destacó que la mayoría de los turistas, atraídos por el concepto y las latas con el año de nacimiento grabado, eran los responsables de la venta de "2 millones de euros por año en conservas, aproximadamente unas 300.000 latas".

Ahora, con el desplome del turismo en la capital causado por el coronavirus, la empresa tuvo "una quiebra del 80 % de la facturación, algo muy grave", destacó la responsable, quien afirmó que, a pesar de la reapertura, "las ventas todavía no han subido".

REINVENTARSE PARA VOLVER A LOS ORÍGENES

Ante la crisis, los comercios más tradicionales se han visto obligados a reinventarse y prueban el reparto a domicilio, la apertura de comercio online o iniciativas para generar conversación en redes sociales sin perder su perspectiva tradicional.

"Intentamos vender utilizando las empresas de entrega a domicilio", pero "lo que vendemos no es muy significativo comparado con lo que dejamos de vender", apostilló Clarinha, ya que el pastel "es un producto perecedero, hecho para comer en el momento, y no nos interesa congelar porque perdería calidad".

'El Mundo Fantástico de la Sardina Portuguesa', por su parte, ha visto cómo su tienda online crecía durante el confinamiento y la reapertura, llegando a sitios tan alejados de Portugal como Estados Unidos.

"La covid ha sido la prueba de que vale la pena apostar por el comercio online" indicó la portavoz, aunque "lo que nos gusta es que haya una experiencia en la tienda", ya que "la experiencia offline no se puede trasladar al mundo online".

UN FUTURO INCIERTO

"2021 no será como 2019, ni de cerca, muchos negocios tradicionales cerrarán", apuntó Clarinha, pero en Belem "mantenemos el máximo de puestos de trabajo y esperamos que el año que viene sea mucho mejor".

A Brasileira, por su parte, confía en que los cafés vuelvan a ser tertulias, parecidas a aquellas en las que participaba Fernando Pessoa, en los que "las personas puedan volver a tener la libertad que hoy no tienen".

Si los turistas podrán volver a probar próximamente la sardina portuguesa entre los globos aerostáticos que decoran 'El Mundo Fantástico', todavía es un misterio, pero, mientras tanto, "hemos creado un pescado adicional y en enero lanzaremos un blog de recetas de pescado en conserva", explicó Filgueiras.

"Siempre pensamos en innovar, hacer algo nuevo", destacó la portavoz, quien además incidió en que "si la covid ha traído algo bueno, es el valor de los orígenes y la autenticidad".

Por Andrea Caballero de Mingo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *